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"Atraco
a las tres" en Costa Rica
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Dan
vida a la peli de Forqué
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Juanma.
Como en la famosa
película de Forqué, cinco aficionados sin formación
criminal intentaron resolver los apuros de sus achuchadas vidas asaltando
las oficinas de una agencia inmobiliaria de Ciudad Neily que manejaba
fuertes sumas de dinero y carecía de medidas adecuadas de seguridad.
Un trabajo fácil, y yo me compro el auto que necesito para trabajar,
tú te arreglas los dientes, tú pagas tu hipoteca, etc.
Al principio eran sólo tres, dos hombres y una mujer que trabajaba
en la empresa, pero había problemas logísticos y de personalidad.
Para empezar, no tenían ni coche para escapar, ni pistola para
intimidar, ni había entre los dos hombres ninguno que diera la
impresión de ser capaz de usar un arma.
Así pues, tuvieron que buscar otro cómplice que aportó
su tarjeta de crédito para alquilar el coche del atraco, y que además
conocía a un vigilante jurado dispuesto a prestarles una pistolita
del 22. Y por otra parte reclutaron a un tal Sánchez que tenía
pinta de malo, al que adjudicaron la parte protagonista. Sánchez
era el que necesitaba arreglarse los dientes.
El coche elegido para la operación fue un Galloper oscuro (¿Recuerdan
el anuncio?: "Soy atracador de bancos, y con mi Galloper puedo escapar
de la policía. Soy cazarrecompensas y con mi Galloper...")
En el último momento, se dan cuenta de que Sánchez no tiene
pasamontañas para enmascararse. Uno de los socios le presta un
pañuelo. Otro entra en las oficinas para hacer una fingida consulta
a la cómplice de dentro y comprobar si el terreno está despejado.
Aunque parezca mentira, el atraco sale bien. Los asaltantes huyen en su
Galloper con unos cinco millones de colones (8.700 euros), que se reparten
de inmediato. Pero no han podido disfrutar del botín porque la
policía esclareció el caso en mayo en menos de 24 horas.
Los aficionados habían ido sembrando pistas por todas partes. Entre
otros detalles, un testigo había anotado la matrícula del
Galloper alquilado. Por otra parte, el "cerebro" de la banda
se había comprado un Nissan al día siguiente del golpe.
Patético intrusismo.
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