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Enciende un mechero mientras roba gasolina
Cadáver al volante en fraude de seguros Esther. Querían matar dos pájaros de un tiro, pero les salió por la culata. Con la muerte del esposo conseguirían una buena indemnización y, además, éste se libraría de ir a la cárcel, donde le esperaban por abusar sexualmente de una niña de 14 años. Pero entre los restos casi siempre hay algo de tu ADN y si no coincide con el tuyo, es que el muerto es otro.
La policía sospechó desde el principio porque no había marcas de frenado y, además, el fuego se había iniciado en el asiento del conductor y se había propagado rápidamente gracias a un combustible que no era gasolina. También pensaron que Molly no estaba muy apenada por el accidente. Como siempre que hay un seguro por medio, en este caso de 110.000 dólares USA, no podía quedar ningún cabo suelto y, antes de pagar, la compañía decidió hacerle una prueba de ADN a los restos para comprobar si era su asegurado. Comparando la muestra con el ADN de la madre de Clayton resultó que no era el hijo, y Molly acabó confesando. Mientras el seguro investigaba, Clayton seguía viviendo en su propio domicilio. Pocas semanas después del accidente, la mujer le presentó al nuevo novio a su hijo de cuatro años, que era el propio Clayton con el pelo teñido de negro. La policía encontró en el ordenador de la pareja un listado de cirujanos plásticos de México y la documentación falsificada del nuevo Clayton, que decía llamarse Jake Gregg. En mayo han declarado a Molly culpable de fraude y obstrucción a la justicia. Demasiado guapa para la cirugía Esther. Ileana Valdez, una dominicana de 26 años, iba a tomar un avión en el aeropuerto de Boston, cuando le paró un agente de aduanas para preguntarle por los casi 47.000 dólares USA que llevaba escondidos en el sujetador. Ileana le contestó que iba a operarse el pecho y el culo en Texas, pero el agente le respondió que tenía un cuerpo muy bonito y que no necesitaba cirugía y, inexplicablemente, la detuvo. El oficial dice que la chica transportaba dinero procedente del tráfico de drogas y el abogado de Ileana se pregunta que quién es él para decidir sobre los gustos estéticos de los pasajeros. Se busca asesino a sueldo Esther. Hay gente que debe estar convencida de que absolutamente todos los inmigrantes son delincuentes. Así que, cuando en mayo José Ángel G.R., de 37 años, quiso encontrar a unos sicarios para que mataran a su mujer, se fue a un parque de Jaén y les hizo una propuesta a los primeros marroquíes que se encontró, según la policía. Eran dos chicos a los que les ofreció supuestamente 6.000 euros por el trabajo. Según parece, los marroquíes se quedaron con los 3.000 euros que José Ángel pagó por adelantado y ni se acercaron a la mujer. La policía dice que el marido les había dicho donde podían localizar a su esposa y les había pedido que le robaran el bolso y que la mataran mientras él estaba trabajando, para tener una coartada. Se desconoce como se descubrió el pastel, lo mismo les denunció por incumplimiento de contrato. José Ángel está acusado de homicidio en grado de tentativa. Señas de identidad Esther. Tres orejas, seis dedos, una pierna,... caprichos de la naturaleza o accidentes que limitan enormemente las actividades delictivas del criminal. Al violador con dos narices siempre le detienen y le identifican en la rueda de reconocimiento. Lo que delató a Ortega, de 21 años, fue que sólo tiene tres dedos en la mano derecha. La policía le detuvo en Costa Rica en junio por matar a tiros a un joven de 19 años delante de varios testigos que se fijaron en el gatillo. Ciber amante viaja con VISA de ex marido para matarle Esther. El error de Terra Endres fue pagar un billete de avión para el supuesto asesino de su ex marido con la tarjeta de crédito de éste. Tal vez pensó que la cosa iría más rápido y que la víctima estaría ya muerta cuando le cargaran el pago en el banco. Terra, de 25 años, conoció a John F. Illa, de 37, por internet. Al parecer, el hombre le contó que había formado parte de una banda juvenil en Estados Unidos y que tras matar a una persona se había ido a vivir a Australia. Estuvieron chateando y hablando por teléfono durante meses y finalmente decidieron formar una familia en el domicilio de su ex marido, contando con el dinero que cobrarían los hijos del seguro de su padre, según confesó la mujer en mayo. Terra pagó los 2.800 dólares USA del billete de John, al que detuvieron cuando aterrizó en el aeropuerto de Los Ángeles. John tenía antecedentes por robos y agresiones sexuales en New Jersey (EEUU). |
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bimensual de crítica de crímenes
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número
10- julio 2005
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