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bimensual de crítica de crímenes / número 5- septiembre
2004
Nuevas
tendencias
El
secuestro violación está de moda
Esther.
El secuestro violación consiste, básicamente, en violar
a una persona y encerrarla en algún sitio para seguir violándola
durante días, meses o años. La modalidad más extendida
es la violación de niñas, a las que dejan encerradas en
el domicilio, bajo la vigilancia del ama de casa. El hecho de que un psicópata
encierre a una menor en su casa para violarla no llama poderosamente la
atención, pero la cuestión de la esposa colaboradora casi
produce más espanto.
En los últimos
tiempos abundan este tipo de parejas:Dutroux,
Fourniret y sus respectivas esposas son
los más conocidos y probablemente los más repugnantes, pero
no son los únicos. Randall Lee Fisher, de 43 años, ha sido
acusado en julio de secuestro, agresión sexual, posesión de
armas y obstrucción a la justicia en Sturgeon Bay (Wisconsin, EE.UU.)
Al parecer, encerró a una chica de 22 años en el sótano
de su casa para violarla diariamente durante dos semanas. La joven consiguió
huir, tras ganarse la confianza del violador que la dejó sin vigilancia,
con lo que pudo llamar a un taxi que la llevó a un centro de servicios
sociales. La policía preguntó en varias ocasiones en casa
de Randall por la joven desaparecida, y su esposa, Sharon Fisher, dijo que
no la había visto, a pesar de que sabía que la chica estaba
encerrada en el sótano. La víctima declaró que Sharon
había colaborado con su marido en las violaciones, y la esposa alegó
que no podía decir nada por miedo.
Parejas
populares
No es frecuente que los asesinos o violadores en serie actúen en
pareja porque los psicópatas suelen ser gente solitaria. Pero de
vez en cuando encuentran a alguien que les sigue la corriente, a otro
trastornado de su cuerda, y a partir de entonces el psicópata suele
ser mucho más peligroso.
Martha Beck y Raymond Fernández, los "Asesinos de los Corazones
Solitarios", forman una de las parejas criminales más
famosas. Su historia conmocionó a la opinión pública
en los años cuarenta. Raymond nació en Hawaii en 1914 y
se fue a vivir a los tres años a Connecticut (EE.UU.) Era hijo
de padres españoles y vivió en España entre 1932
y 1945. Se casó en Orgiva (Granada) con Encarnación Robles
y tuvo cuatro hijos. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó
para el Servicio de Inteligencia Británico. Al acabar la guerra
decidió regresar solo a Estados Unidos. Hasta entonces era un tipo
aparentemente normal, pero en la travesía de vuelta se dio un golpe
en la cabeza que le dejó un poco trastornado. A partir de esta
fecha, empezó a estudiar magia negra y llegó a la conclusión
de que tenía un poder irresistible para las mujeres. Entonces,
decidió sacarle partido a sus encantos y durante dos años
se dedicó a seducir a más de un centenar de mujeres, a las
que dejó sin joyas ni dinero. Para conocer a sus víctimas
utilizaba el método tradicional de poner anuncios en la sección
de "Corazones Solitarios" de los periódicos.
De esta forma conoció
a Martha, una enfermera divorciada de 115 kilos. Aunque se fueron a vivir
juntos, Raymond seguía dedicándose a conquistar solitarias,
y Martha empezó a celarse. Así que, decidieron matar a las
enamoradas, después de desplumarlas, como prueba de que la enfermera
era la única que ocupaba realmente el corazón del Casanova.
Martha se hacía pasar por la hermana de Raymond y en ocasiones llegaba
a dormir con las víctimas para evitar que tuvieran relaciones sexuales
con él.
Los acusaron de diecisiete crímenes y los condenaron a pena de muerte
por el asesinato de Janet Fay. Fueron ejecutados en la silla eléctrica
en 1951, en la cárcel de Sing Sing.
Martha se mostró durante el juicio como una mujer enamorada que habría
hecho cualquier cosa por su amor. Pero para la prensa era una gorda inmunda
con un repulsivo apetito sexual. Raymond contó que a veces la enfermera
se entretenía jugando a las cartas con una futura víctima
y que la que ganaba se acostaba con él. (Esto en los años
cuarenta era algo terrible). Martha fue más allá y se dedicó
a describir los hábitos sexuales de la pareja, que estaban relacionados
con el Vudú. Debían ser algo espantoso porque el día
que se habló de este tema en la sala de vistas se organizó
un tumulto y tuvieron que ir dos docenas de policías a contener al
público.
Otra pareja destacada
es la de Ian Brady y Myra Hindley. Myra era una chica normal de Manchester,
que trabajaba de niñera y se había convertido al catolicismo,
hasta que conoció a Ian Brady. Él se ocupó de abrirle
los ojos y le daba charlas sobre sus obsesiones: Hitler y el marqués
de Sade. Así que, la chica se tuvo que leer "Mi Lucha",
"Seis Millones de Muertos" y "Eichmann", y esto la debió
trastornar.
Sus relaciones sexuales fueron evolucionando poco a poco hacia el sadomasoquismo
y, finalmente, Myra se tiñó el pelo de rubio y se compró
unas botas de tacón. Ahora odiaba a los niños, la religión,
el matrimonio y las reuniones sociales. Los condenaron a cadena perpetua
en 1966 por matar a cuatro niños, y en 1987 confesaron ser autores
de otros dos asesinatos.
En principio,
Ian reconoció los crímenes y exoneró de culpa a su
compañera. Pero con la separación, Myra se dio cuenta del
lavado de cerebro que había sufrido y empezó a echarle la
culpa de todo a su amado. Entonces, Ian, dolido por la traición,
narró con pelos y señales la participación de Myra
en los crímenes, testimonio que la convirtió en la mujer más
odiada de Gran Bretaña de todos los tiempos.
Myra murió en prisión en 2002, a los 60 años. En 1998
se le denegó una petición de libertad condicional. Brady,
que ahora tiene 66 años, está en un psiquiátrico penitenciario.
En los años ochenta
surgieron nuevas parejas criminales que siguieron la estela de estos pioneros,
aunque alcanzaron mucha menos notoriedad. Therine y David Birnie de Perth
(Australia), Douglas Clark y Carol Bundy de Los Ángeles (EE.UU.),
Alton Coleman y Debra Brown de Illinois (EE.UU.) y Charlene y Gerald Gallego
de California (EE.UU.), son algunos de los más famosos.
La
proliferación de víctimas de pacotilla
Esther.
Siempre ha habido falsas víctimas que quieren cobrar un seguro o
tienen que dar explicaciones a alguien. Así, inventan robos para
explicar un gasto de dinero, violaciones para los embarazos inesperados
y secuestros porque no han ido a dormir a casa. Pero,en los últimos
meses, lo que más se ha dado son las víctimas falsas que sólo
quieren llamar la atención y hacerse famosas. La mayoría no
pertenecen al mundo del crimen y, a veces, se inventan historias increíbles
o se les olvida ocultar las pruebas que demuestran que ellos mismos son
los autores del delito que dicen padecer.
Darlene Heatherington,
una concejala canadiense de Lethbridge (Alberta), protagonizó una
de estas estrambóticas historias. Durante meses se dedicó
a mandarse cartas amenazadoras a sí misma, hasta que desapareció
en mayo de 2003. Los agentes de policía la encontraron tres días
después de su desaparición en un aparcamiento de un hotel
de Las Vegas. Según ella, un hombre que llevaba un año acosándola
la había secuestrado, drogado y violado. Cuando volvió a Canadá
acabó confesando que tenía un romance con un señor.
La policía seguía los pasos de la concejala desde octubre
de 2002, cuando ésta denunció que estaba siendo acosada por
un hombre que le dejaba mensajes en el contestador: "Es agradable ver
a una concejala sexy que está en forma", es uno de los mensajes
que dijo recibir. Después fue cuando empezó a escribirse cartas
a sí misma con frases del tipo: "me ocuparé de todas
las partes de tu cuerpo sexy y suplicarás más".
El marido de Darlene comenzó a sospechar sobre la veracidad del acoso,
tras ver algunas de las cartas en el ordenador de su esposa y relató
a los investigadores sus sospechas. Darlene accedió a someterse a
un detector de mentiras, pero desapareció días después.
En julio el juez ha decidido someter a Marlene a una evaluación psiquiátrica
antes de dictar sentencia.
Ataques nazis
Entre los ataques fingidos más comunes están los racistas.
Debe tener su encanto lo de mostrarse al mundo como víctima del nazismo.
Una joven francesa de 23 años declaró en julio que había
sido víctima de un ataque racista. Según su versión,
seis hombres de aspecto norteafricano le cortaron la ropa y dibujaron esvásticas
en su cuerpo, acusándola de ser judía. La chica dijo también
que veinte personas habían presenciado el ataque que se había
producido, supuestamente, en un tren, y que nadie había hecho nada
por defenderla.
Los policías comprobaron las imágenes grabadas por la cámara
de vigilancia del tren y comprobaron que no se había producido ningún
ataque. Poco después, la chica confesó que se había
pintado ella misma las cruces con la ayuda de su novio, que también
está detenido.
Sabiendo de antemano que la historia es mentira parece una estupidez y de
hecho lo es, pero hasta que se constató la falsedad de la denuncia,
Francia estaba consternada, y el presidente de la República habló
públicamente de un asunto que, se decía, indicaba el aumento
del racismo anti-semita en el país.
Por otro lado, Mary Andrea Mitchel, una profesora de instituto de 41 años
de San Marino (Pasadena, EEUU), ha sido detenida en julio por enviarse a
sí misma 39 cartas amenazantes. La profesora decía que las
cartas se las enviaban sus alumnos. La policía puso a su disposición
guardaespaldas y un servicio de vigilancia. El FBI y los investigadores
del servicio de Correos también intervinieron en el asunto. Y, con
tanta vigilancia, no es de extrañar que descubrieran que Mary se
mandaba ella misma las cartas. A la profesora le han puesto una fianza de
480.000 dólares USA y podría llegar a ser condenada a 30 años
de cárcel. En Estados Unidos no se andan con bromas con la gente
que desperdicia el dinero de los contribuyentes.
En el caso de Kerri Dunn, una profesora de psicología de una Universidad
de Los Ángeles, de 39 años, se desconoce si lo que quería
era simplemente cobrar una indemnización o si, por el contrario,
su intención era convertirse en otra falsa víctima del nazismo.
El coche de Kerri apareció el 9 de marzo con las ruedas pinchadas,
las ventanillas rotas y lleno de pintadas con insultos ("puta, amante
negro, cállate",...) y una cruz gamada. Kerri denunció
también que habían desaparecido del interior del vehículo
objetos valorados en 1.700 dólares USA.
Al día siguiente del supuesto ataque, se suspendieron las clases
y durante varios días la comunidad judía organizó sentadas,
forums y rallies en el campus.
La profesora afirmaba que el ataque se había producido tras una charla
que había dado contra el racismo y mostró su intención
de convertirse al judaísmo. El sindicato de estudiantes judíos
planeaba nuevas actividades anti racistas cuando, una semana después
del ataque vandálico, la policía encontró dos testigos
que habían visto como Kerri rompía su propio coche.
La profesora ha sido considerada culpable en agosto de un intento de fraude
a la aseguradora de su vehículo y de denuncia falsa.
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