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Parejas
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Los acusaron de diecisiete crímenes y los condenaron a pena de muerte por el asesinato de Janet Fay. Fueron ejecutados en la silla eléctrica en 1951, en la cárcel de Sing Sing. Martha se mostró durante el juicio como una mujer enamorada que habría hecho cualquier cosa por su amor. Pero para la prensa era una gorda inmunda con un repulsivo apetito sexual. Raymond contó que a veces la enfermera se entretenía jugando a las cartas con una futura víctima y que la que ganaba se acostaba con él. (Esto en los años cuarenta era algo terrible). Martha fue más allá y se dedicó a describir los hábitos sexuales de la pareja, que estaban relacionados con el Vudú. Debían ser algo espantoso porque el día que se habló de este tema en la sala de vistas se organizó un tumulto y tuvieron que ir dos docenas de policías a contener al público.
Sus relaciones sexuales fueron evolucionando poco a poco hacia el sadomasoquismo y, finalmente, Myra se tiñó el pelo de rubio y se compró unas botas de tacón. Ahora odiaba a los niños, la religión, el matrimonio y las reuniones sociales. Los condenaron a cadena perpetua en 1966 por matar a cuatro niños, y en 1987 confesaron ser autores de otros dos asesinatos.
Myra murió en prisión en 2002, a los 60 años. En 1998 se le denegó una petición de libertad condicional. Brady, que ahora tiene 66 años, está en un psiquiátrico penitenciario. En los años ochenta surgieron nuevas parejas criminales que siguieron la estela de estos pioneros, aunque alcanzaron mucha menos notoriedad. Therine y David Birnie de Perth (Australia), Douglas Clark y Carol Bundy de Los Ángeles (EE.UU.), Alton Coleman y Debra Brown de Illinois (EE.UU.) y Charlene y Gerald Gallego de California (EE.UU.), son algunos de los más famosos. La proliferación de víctimas de pacotilla Esther. Siempre ha habido falsas víctimas que quieren cobrar un seguro o tienen que dar explicaciones a alguien. Así, inventan robos para explicar un gasto de dinero, violaciones para los embarazos inesperados y secuestros porque no han ido a dormir a casa. Pero,en los últimos meses, lo que más se ha dado son las víctimas falsas que sólo quieren llamar la atención y hacerse famosas. La mayoría no pertenecen al mundo del crimen y, a veces, se inventan historias increíbles o se les olvida ocultar las pruebas que demuestran que ellos mismos son los autores del delito que dicen padecer.
La policía seguía los pasos de la concejala desde octubre de 2002, cuando ésta denunció que estaba siendo acosada por un hombre que le dejaba mensajes en el contestador: "Es agradable ver a una concejala sexy que está en forma", es uno de los mensajes que dijo recibir. Después fue cuando empezó a escribirse cartas a sí misma con frases del tipo: "me ocuparé de todas las partes de tu cuerpo sexy y suplicarás más". El marido de Darlene comenzó a sospechar sobre la veracidad del acoso, tras ver algunas de las cartas en el ordenador de su esposa y relató a los investigadores sus sospechas. Darlene accedió a someterse a un detector de mentiras, pero desapareció días después. En julio el juez ha decidido someter a Marlene a una evaluación psiquiátrica antes de dictar sentencia. Ataques nazis Entre los ataques fingidos más comunes están los racistas. Debe tener su encanto lo de mostrarse al mundo como víctima del nazismo. Una joven francesa de 23 años declaró en julio que había sido víctima de un ataque racista. Según su versión, seis hombres de aspecto norteafricano le cortaron la ropa y dibujaron esvásticas en su cuerpo, acusándola de ser judía. La chica dijo también que veinte personas habían presenciado el ataque que se había producido, supuestamente, en un tren, y que nadie había hecho nada por defenderla. Los policías comprobaron las imágenes grabadas por la cámara de vigilancia del tren y comprobaron que no se había producido ningún ataque. Poco después, la chica confesó que se había pintado ella misma las cruces con la ayuda de su novio, que también está detenido. Sabiendo de antemano que la historia es mentira parece una estupidez y de hecho lo es, pero hasta que se constató la falsedad de la denuncia, Francia estaba consternada, y el presidente de la República habló públicamente de un asunto que, se decía, indicaba el aumento del racismo anti-semita en el país. Por otro lado, Mary Andrea Mitchel, una profesora de instituto de 41 años de San Marino (Pasadena, EEUU), ha sido detenida en julio por enviarse a sí misma 39 cartas amenazantes. La profesora decía que las cartas se las enviaban sus alumnos. La policía puso a su disposición guardaespaldas y un servicio de vigilancia. El FBI y los investigadores del servicio de Correos también intervinieron en el asunto. Y, con tanta vigilancia, no es de extrañar que descubrieran que Mary se mandaba ella misma las cartas. A la profesora le han puesto una fianza de 480.000 dólares USA y podría llegar a ser condenada a 30 años de cárcel. En Estados Unidos no se andan con bromas con la gente que desperdicia el dinero de los contribuyentes. En el caso de Kerri Dunn, una profesora de psicología de una Universidad de Los Ángeles, de 39 años, se desconoce si lo que quería era simplemente cobrar una indemnización o si, por el contrario, su intención era convertirse en otra falsa víctima del nazismo. El coche de Kerri apareció el 9 de marzo con las ruedas pinchadas, las ventanillas rotas y lleno de pintadas con insultos ("puta, amante negro, cállate",...) y una cruz gamada. Kerri denunció también que habían desaparecido del interior del vehículo objetos valorados en 1.700 dólares USA. Al día siguiente del supuesto ataque, se suspendieron las clases y durante varios días la comunidad judía organizó sentadas, forums y rallies en el campus. La profesora afirmaba que el ataque se había producido tras una charla que había dado contra el racismo y mostró su intención de convertirse al judaísmo. El sindicato de estudiantes judíos planeaba nuevas actividades anti racistas cuando, una semana después del ataque vandálico, la policía encontró dos testigos que habían visto como Kerri rompía su propio coche. La profesora ha sido considerada culpable en agosto de un intento de fraude a la aseguradora de su vehículo y de denuncia falsa. |
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