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/ revista
bimensual de crítica de crímenes / número 16- julio 2006
Estafas,
timos y falsificaciones
Estafas
familiares S.A.
Andrea.
Un tribunal de Pennsylvania (Estados Unidos) ha condenado en junio a varios
años de prisión a una familia que se dedicaba a poner falsas
denuncias por daños. El grupo trabajaba en la zona oeste de Pennsylvania
estafando a pequeños negocios por cantidades no demasiado grandes,
para no despertar las sospechas de las compañías aseguradoras.
Durante su larga carrera presentaron 80 demandas por daños y perjuicios,
aunque sólo 43 pudieron ser probadas en los tribunales. Su truco
era no pedir mucho para no llegar a juicio y, al parecer, les funcionó
la mar de bien porque consiguieron unos 83.000 dólares USA.
En lo que era un ejemplo de familia unida, hasta los niños eran
utilizados a veces como testigos de los "accidentes" de sus
padres y todos habían aprendido a fingir los síntomas de
contusiones cerebrales y otros eventos traumáticos, para así
poder estafar a las empresas aseguradoras de los locales en que ocurrían.
Además, los miembros de esta familia, quizá haciendo caso
a consejos para insertarse en el mercado laboral, se habían especializado
en distintas áreas del negocio. Patty Yeager era especialista en
tropezarse y caer en los aparcamientos de distintas tiendas y centros
comerciales; su táctica era pedir que le repusieran los vaqueros
rotos, o la piedra de un anillo que se había desprendido con el
golpe, a lo cual accedían en seguida los dueños pensando
aliviados que se libraban de un demanda peor. Por su parte, Richard Frye
y Charles Colson eran los maestros en caerse en suelos mojados de restaurantes
y otros establecimientos y, generalmente, llevaban su propio líquido
que tiraban disimuladamente para después caerse y golpearse la
cabeza; mientras que Travis Brickner sufría de la misma torpeza
genética y solía caerse en suelos resbalosos de lavanderías.
Por último estaba Frye, el multifacético líder de
la banda que además de ayudar a los demás a "montar"
sus accidentes, tenía su propia especialidad de atropellos y huida
a la salida de bares para después pedir una indemnización.
Apuntaban las matrículas de los coches antes de que abandonaran
el aparcamiento del bar y en un caso llegaron a poner un trozo de ropa
en el parachoques del vehículo.
Con el tiempo, sus nombres empezaron a aparecer con demasiada frecuencia
en las bases de datos de las compañías de seguros, lo que
despertó las sospechas de las autoridades. Los investigadores consiguieron
acorralar a Colson y, tras mostrarle una larga lista de delitos por los
que sería acusado, el hombre perdió todo amor por su familia
y delató a todos los demás para salvarse.
Se
hace pasar por un familiar al teléfono
Esther.
Es una estafa muy extendida en Japón que ha empezado a registrarse
en Estados Unidos. Se trata de llamar a alguien por teléfono haciéndose
pasar por un familiar que necesita dinero para salir de un lío
en el que se ha metido. En mayo una mujer de 85 años de Nuevo México
recibió una llamada de un falso nieto que le pedía 5000
dólares USA para pagar una fianza en Toronto (Canadá). Al
día siguiente, el hombre volvió a llamar explicando que
la fianza eran realmente 3000 dólares y pidiendo una nueva transferencia,
tras asegurar que devolvería íntegra la primera cantidad.
Al final, la mujer se quedó sin los 8000 dólares y sin saber
quién es el falso nieto.
Exportación
chilena no tradicional
Andrea. Además de fruta, vino y salmones, de Chile llegan
productos menos deseados como bandas organizadas de delincuentes. Los
últimos en caer en España han sido una familia que se dedicaba
supuestamente a robar dinero con el truco de "la mancha". Apostados
en sucursales bancarias observaban a los clientes en busca de alguien
que retirara una suma importante de dinero. Al salir la persona, se le
acercaba amablemente para quitarle una mancha que le había caído
en la ropa. Así, mientras uno lo despistaba con la mancha, otro
se tropezaba y le quitaba el dinero, según la policía. Incluso
a veces convencían a su víctima para que intentara subir
al piso desde donde decían que habían tirado el líquido
para recriminarles su falta de consideración.
La familia estaba compuesta por Tegualda de las Mercedes E.V., de 66 años,
su marido Carlos S.V., de 71, el hijo Carlos Sammy B.E, de 51. y el nieto
y sobrino del anterior Michel Alfredo O.B., de 29. El grupo solía
llegar a España para la temporada primavera- verano y volvían
a Chile en otoño. Para evitar a la policía, solían
moverse por todo el territorio estando pocos días en cada ciudad,
aunque sí mantenían un piso y una habitación alquilada
en una pensión, donde se encontraron resguardos de envíos
de dinero y numerosas cámaras digitales y ordenadores portátiles,
producto también de sus supuestos robos.
Al parecer, estos ladrones no eran ajenos al acontecer deportivo pues
al ser detenidos llevaban encima unos papeles con traducciones al alemán
de la frase: "Perdón señor, se ha manchado" y
"convendría que se limpiase", por lo que se deduce que
pensaban viajar a Alemania para aprovechar la "fiebre del mundial".
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