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bimensual de crítica de crímenes / número 13- enero 2006
Nuevas
tendencias
Cámaras
digitales y Viagra
Esther. Arthur
Forbes, un profesor jubilado de Florida, de 87 años, ha sido acusado
en noviembre de mantener relaciones sexuales con un chaval de 16. No es
un caso aislado, los delitos sexuales de la tercera edad son cada vez más
frecuentes gracias a la aparición del Viagra. El medicamento contra
la impotencia viril ha empezado a revolucionar las estadísticas criminales
que decían que los violadores en serie dejaban de actuar a partir
de los 50- 60 años y, como mucho, pasaban a dedicarse a los tocamientos
libidinosos de menores.
Otro de los avances que se han hecho rápido camino entre los criminales
son las cámaras digitales. Hasta hace pocos años la cámara
estrella de los psicópatas aficionados a la fotografía era
la Polaroid, la única que solucionaba el engorroso trámite
de llevar un carrete con instantáneas de cadáveres despedazados
a revelar a una tienda. Ahora los delincuentes que quieren guardar un
recuerdo de sus crímenes lo tienen mucho más fácil,
y la policía también, porque muchas veces lo único
que tienen que hacer es mirar en el ordenador del sospechoso para encontrar
fotos de cadáveres o entradas en buscadores del tipo: "arsénico
efectos". Como en el caso de Robert Petrick. En noviembre, dos años
después de que apareciera el cadáver de su esposa en un
lago de North Carolina, la policía dice que sigue encontrando indicios
incriminatorios en su ordenador. Cuatro días antes de su desaparición,
Petrick estaba muy interesado en buscar en internet "accesos y niveles
de lagos" o páginas sobre "desnucarse", según
los investigadores.
SuperGlueWoman
Le pega los genitales y el culo a su amante
Juanma. Gail
O`Toole, una mujer de Pensilvania (Estados Unidos) aprovechó que
su noviete Kenneth Slaby se había quedado dormido para pegarle con
SuperGlue el pene a la barriga, los testículos al muslo y las nalgas
una a otra, con cierre de orificio incluido. Además, le escribió
guarrerías en la espalda con laca de uñas.
Al amante no le hizo ninguna gracia, sobre todo teniendo en cuenta que tuvo
que andar una milla hasta una gasolinera para pedir ayuda, y después
pasar cuatro horas en un hospital mientras varias enfermeras trataban de
despegarle sus partes íntimas.
Ahora, cinco años después, Gail tendrá que indemnizar
a Kenneth con 46.000 dólares por daños y perjuicios morales.
Los hechos ocurrieron el 7 de mayo de 2000, y los dos implicados tenían
ya más de cincuenta años. Habían estado saliendo durante
unos diez meses en 1999, pero después cortaron la relación.
Sin embargo, la reanudaron al año siguiente. Pero, al parecer, ella
se la tenía guardada. En cuanto lo tuvo dormido y confiado, agarró
el tubo de SuperGlue y se lanzó al ataque.
El humillado galán la denunció, pero ella alegó que
se había tratado de un juego sexual con consentimiento mutuo. "No
pretendía hacer daño a nadie. Sólo quería complacer
al hombre al que amaba. Y no fue la primera vez", declaró. No
debió de resultar demasiado convincente. Entonces salió a
relucir el rencor. Por lo visto, había sufrido "una serie de
decepciones" durante su relación del año anterior, entre
ellas una presunta propuesta de matrimonio con un anillo de segunda mano.
Ah, amigo, hay cosas que no se perdonan. (El hombre negó haber hecho
semejante propuesta.) Total, que ella acabó declarándose culpable
de un delito de faltas y fue condenada a seis meses de libertad vigilada.
Pero la sentencia penal permitió que el hombre la demandara por la
vía civil, exigiendo una indemnización, y en noviembre un
jurado ha decidido que SuperGlueWoman tendrá que pagar.
Ella dice que no sabe cómo podrá pagar. Sólo cobra
unos 800 dólares al mes, entre una pensión de divorcio y una
asistencia que recibe por padecer trastorno bipolar. Piensa hablar con su
ex novio para negociar
Yo te estrangulo,
tú me estrangulas
Esther. Entre los niños de Estados Unidos se ha puesto
de moda jugar a estrangularse y alguno que otro ha muerto con el entretenimiento.
La gracia está en que la falta de oxígeno en el cerebro les
produce una corta sensación de estar colocados. Se estrangulan con
las manos y también utilizan cuerdas, cinturones y bolsas de plástico
con las que se cubren la cabeza hasta que están a punto de desmayarse.
Desde septiembre han muerto cinco niños en cuatro estados diferentes
a causa del jueguecito. Los últimos a los que han pillado en noviembre
son los estudiantes de un colegio de San Antonio (Texas).
Los peligrosos
besos tailandeses
Andrea. A la advertencia de no aceptar bebidas o comida de
extraños, las autoridades tailandesas han tenido que añadir
otra más y ahora aconsejan a los turistas que no besen a desconocidos.
La confesión de un travesti en noviembre sobre un nuevo método
para desvalijar a turistas ha vuelto a encender la alarma. Tras acercarse
a un potencial cliente, el travesti lo invita a su apartamento y allí
aprovecha un beso apasionado para introducirle una pastilla tranquilizante
en la boca al incauto cliente, que se despierta horas después sin
sus pertenencias. Hasta ahora han sido tres los turistas que han admitido
ser víctimas de este nuevo modus operandi. Las bandas de travestidos
de Tailandia son bastante originales, ya que hace años confesaron
drogar a los clientes aplicándoles tranquilizantes a las tetillas.
Descubren
narcotúnel en México
Esther. Un túnel de un metro de diámetro, tres
de longitud y 60 centímetros de profundidad es el nuevo sistema utilizado
por los narcotraficantes mexicanos para pasar droga a sus vecinos norteamericanos.
El agujero en cuestión se localizó en noviembre en Tijuana,
excavado bajo la línea fronteriza entre México y Estados Unidos.
Al volante,
menos alcohol y más cocaína
Esther. El cinco por ciento de los conductores fallecidos en
accidente de tráfico en España en 2004 habían consumido
cocaína, según el Instituto Nacional de Toxicología.
La cifra es más del doble de la registrada en 2001, donde el 2,1
por ciento de los fallecidos al volante habían consumido esta droga.
Por el contrario, el citado organismo informó que se ha registrado
un descenso del 10 por ciento en el consumo de alcohol, según los
análisis realizados a los conductores muertos.
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