www.adeguello.net
/ revista
bimensual de crítica de crímenes / número 3- mayo
2004
Nuevas
tendencias
El mercado de cadáveres se revitaliza
Esther.
Se trata de
una vieja actividad que ha resurgido en nuestros días. Los científicos
siguen necesitando cadáveres y siempre habrá gente dispuesta
a proporcionárselos. El negocio ha cambiado mucho desde los tiempos
de Ben Crouch, el ex boxeador que dirigía la banda más importante
de ladrones de cadáveres del siglo XIX. Los nuevos comerciantes
de cuerpos son burócratas, empresarios, oficinistas...
La Universidad de California protagonizó en marzo el último
escándalo del mercado de cadáveres. Una investigación
interna desveló que el director del programa de donaciones, Henry
Reid, estaba vendiendo los cuerpos a un empresario para su propio beneficio.
Reid y el distribuidor de "fiambres", Ernest Nelson, fueron
detenidos y están ahora en libertad bajo fianza, acusados de robo
y venta de cadáveres.
Nelson declaró que había cogido los cuerpos con el consentimiento
de todo el personal de la universidad y reconoció que durante los
últimos seis años había descuartizado unos 800 cadáveres
para atender las demandas de sus clientes, que solían pedir partes
concretas del cuerpo.
El
precio de los muertos
Tras el escándalo de la Universidad de California, en la Universidad
de Tulane (Nueva Orleans) se descubrió que al menos siete de los
cuerpos donados para estudios médicos habían sido vendidos
al ejército, que los utilizó para probar minas antipersonales.
A los familiares de los fallecidos no les ha hecho ninguna gracia el cambio
de investigación médica a bélica sin previo aviso.
La Universidad de Tulane recibe más donaciones de cadáveres
de las que necesita. Para deshacerse de los cuerpos sobrantes pagaba al
Servicio Nacional Anatómico, una empresa privada que cobraba 1.000
dólares USA por cuerpo retirado. A su vez, esta empresa vendía
los cuerpos a otras empresas y organismos. Los cadáveres comprados
por el ejército, por ejemplo, se pagaron a 25.000 dólares
cada uno.
Esperamos que estos modernos ladrones de cadáveres no hayan hecho
como Burke y Hare, los
comerciantes de cuerpos más famosos, que ante la dificultad de
hacerse con la mercancía la "liquidaban" ellos mismos.
|