Encierra a su hija un cuarto de siglo en una mazmorra

Josef Fritzl llevó a su nieta al hospital en abril
Esther. El 19 de abril de 2008 una joven de 19 años, Kerstin, ingresa inconsciente en el hospital de Amstetten (Austria). Fue llevada allí por Josef Fritzl, un hombre de 73 años que aseguraba ser su abuelo y afirmaba que su hija Elisabeth, la madre de la enferma, vivía con una secta y ya había dejado otros hijos en la puerta de su casa para que fueran criados por él y su mujer, Rosemarie, de 68 años. Kerstin tenía un aspecto espantoso y los médicos no se explicaban qué le había podido producir una insuficiencia respiratoria, hepática y renal. En un bolsillo llevaba una nota escrita por su madre en la que decía que le había dado aspirinas y un medicamento para la tos. "Por favor, por favor, ayúdala. Kerstin tiene pánico a la gente extraña. Nunca ha estado en un hospital", ponía en la nota cuya existencia desconocía el abuelo. Además, incluía un mensaje para su hija: "Kerstin, por favor, sé fuerte hasta que nos volvamos a ver". Los médicos le produjeron un coma inducido, avisaron a la policía e hicieron un llamamiento en televisión para que la madre se pusiera en contacto con ellos.
Elisabeth vio el llamamiento y convenció a su padre para que la llevara al hospital. La policía los detuvo en las inmediaciones del centro sanitario. Elisabeth tenía un aspecto demasiado extraño para pasar desapercibida: delgadez extrema, la piel casi transparente, los labios hacia dentro por la falta de dientes, el pelo canoso cortado de forma tosca y arrugas demasiado profundas para una mujer de 42 años, según The Guardian.
Elisabeth accedió a contar lo sucedido a los agentes a cambio de que le aseguraran que no tendría que volver a ver a su padre nunca más. Llevaba cerca de 24 años sin ver la luz, encerrada en un zulo de 60 metros cuadrados donde se convirtió en la esclava sexual de su padre, con el que tuvo siete hijos. La mayor, Kerstin, padecía una enfermedad relacionada con su origen incestuoso.


El encierro
Elisabeth estuvo encerrada desde 1984
Todo empezó el 28 de agosto de 1984, cuando Josef pidió ayuda a su hija Elisabeth, que por entonces tenía 18 años, para llevar una puerta al sótano.
Elisabeth es la cuarta de los siete hijos de Josef Fritzl y Rosemarie. Josef es un electricista que consiguió prosperar económicamente alquilando apartamentos en el edificio de tres plantas en el que residía en el número 40 de la calle Yppsstrasse de Amstteten. Había sido condenado en diversas ocasiones por intento de violación y exhibicionismo. En 1967 le condenaron a 18 meses de cárcel por violar a una mujer en Linz, tras colarse por una ventana abierta del edificio donde trabajaba.
Según Elisabeth, su padre empezó a violarla cuando tenía 11 años. Con 16, se escapó dos veces de casa. Explicó a los policías que la localizaron que su padre abusaba sexualmente de ella, pero estos se limitaron a llevarla de vuelta a casa. Por entonces, el padre empezó a hacer obras de ampliación del sótano donde construyó un entramado de habitáculos. Las reformas se acabaron dos años después, coincidiendo con la mayoría de edad de Elisabeth. Si se volvía a escapar de casa, la policía ya no la llevaría de vuelta, así que, se inventó un macabro sistema para evitar que se marchara.
Elisabeth fue la única que pudo apreciar el resultado de las reformas realizadas por su padre en el sótano. Había construido una serie de habitaciones contiguas que conducían a una mazmorra en la que permaneció encerrada desde el 28 de agosto de 1984 hasta abril de 2008, dando a luz en solitario a siete hijos de su padre. Para explicar su desaparición, Josef dijo que se había marchado con una secta y la obligó a escribir una carta.
Las primeras semanas, Elisabeth permaneció en total oscuridad en la mazmorra. Los dos primeros días, Josef la mantuvo esposada a un poste metálico y después, durante nueve meses, la dejó atada con una cuerda que sólo le permitía ir al retrete. El padre la iba a visitar para llevarle comida y violarla.
En 1988 nació su primera hija, Kerstin, y un año después el segundo, Stefan.
En 1993 nació la tercera hija, Lisa. Ante el aumento de la prole, Josef incorporó dos nuevas estancias a la mazmorra (hasta entonces su hija y sus nietos vivían en una sola habitación). De todas formas, se dio cuenta de que no tendrían espacio suficiente cuando crecieran los niños y cuando Lisa tenía nueve meses la dejó en la puerta de su casa con una carta manuscrita de Elisabeth en la que pedía a sus padres que cuidaran de ella. Al año siguiente, en 1994, nació la cuarta hija, Monika, a la que Josef también dejó en la puerta de la vivienda con una nota similar. En 1996 Elisabeth dio a luz a gemelos. Uno de los niños murió tres días después de nacer y el padre incineró su cuerpo. Meses después, Josef también dejó al gemelo que sobrevive, Alexander, en la puerta de su casa. Finalmente, en 2003 nació el séptimo y último hijo de Elisabeth, Felix.


La vida en la mazmorra
El zulo tiene 60 m. cuadrados y 1,70 m. de altura
El zulo en el que vivían tenía 60 metros cuadrados y una altura de 1,70 metros. Las paredes eran tan gruesas que desde el exterior no se podía oír ningún ruido. Tras la ampliación, los prisioneros contaban con dos habitaciones iluminadas por fluorescentes, un área con cocina, lavadora, nevera, y otra con un váter, un lavabo y una pequeña ducha. Tenían también televisión, vídeo y radio. Al parecer, Josef hacía vida familiar con su hija y sus nietos: cenaba con ellos, celebraba los cumpleaños, veía la tele,... Según la hermana de su mujer, bajaba todos los días al sótano sobre las 9 horas de la noche. Decía que iba a dibujar planos de unas máquinas que vendía y, a veces, pasaba noches enteras allí. Su familia y los inquilinos tenían terminantemente prohibido ir al sótano y, desgraciadamente, ninguno tuvo la curiosidad de las mujeres de Barba Azul.
Josef se encargaba de proveer de ropa y comida a sus prisioneros y los amenazaba con una bomba de gas venenoso que pondría en funcionamiento si trataban de atacarle para huir.
Durante estos años se ausentó en diversas ocasiones. En 1998 pasó tres semanas de vacaciones en Pattaya, Tailandia, uno de los destinos favoritos de los pederastas occidentales.
Josef y Rosemarie adoptaron a uno de los hijos de Elisabeth que aparecieron en la puerta y acogieron legalmente a los otros dos, lo que suponía que recibían un dinero extra de los Servicios Sociales austríacos que se creyeron la historia de la secta.
Tras la declaración de Elisabeth, los policías que acudieron a inspeccionar el sótano no fueron capaces de localizar la mazmorra y tuvieron que pedirle ayuda al padre. Para llegar al apartamento subterráneo había que cruzar cinco habitaciones. La puerta de acceso era de hormigón, de un metro de altura, y estaba oculta tras una estantería. Tenía una cerradura electrónica que se abría con un código secreto y un mando a distancia que Josef escondía en uno de los habitáculos del sótano. Los policías sólo aguantaban una hora seguida inspeccionando la mazmorra por la falta de oxígeno.
A mediados de mayo, Kerstin se despertó del coma y empezó a recuperarse.


El torturador
Josef explicó que había encerrado a su hija para protegerla del mundo exterior. En cuanto a las violaciones, le dijo a su abogado: "Sabía que Elisabeth no quería que hiciera lo que le hice. Sabía que le estaba haciendo daño. Era como una adicción... En realidad, quería tener hijos con ella", según recoge la BBC.
La forma de actuar de Josef Fritzl difiere mucho del prototipo de padre pederasta. Entre otras cosas, porque es difícil encontrar a una persona tan mala, sea o no pederasta, como para tener a alguien encerrado sin ver la luz cerca de un cuarto de siglo. Pero, al margen de esto, se diferencia de los padres pederastas típicos porque éstos suelen violar a todas sus hijas (o todos sus hijos) cuando alcanzan una edad determinada, que es la edad por la que se sienten atraídos sexualmente, y dejan de hacerlo cuando alcanzan otra edad determinada por la que ya no sienten atracción. Es decir, el pederasta típico de adolescentes viola a sus hijas/os desde que tienen 11-12 años hasta que cumplen 16-18 años y cuando todas sus hijas/os sobrepasan esta edad busca adolescentes en otros sitios. Pero en el caso de Fritzl, al parecer, de los siete hijos que tuvo con Rosemarie sólo violaba a Elisabeth y tampoco violó a las hijas de Elisabeth, ya que dicen que los siete niños que nacieron en el zulo eran de ésta. Además, se supone que a Elisabeth la siguió violando, como mínimo, hasta 2003, fecha en la que nació su último hijo, y por entonces ella ya tenía 37 años, una edad muy poco atractiva para un pedófilo.
Si fuera un pederasta típico, Fritzl habría violado a su hija Elisabeth hasta que cumplió 18-20 años y a partir de ahí se habría dedicado a violar a las hijas que tuvo con ésta. Además, no se habría quedado con dos niños y una niña en el sótano, habría llevado a los tres niños a vivir con su mujer y se habría quedado con las tres niñas en la mazmorra. Así que puede ser que sí, que lo de Elisabeth, como él dijo, fuera una cruel "adicción".


Austria y la infancia
Por otro lado, las autoridades austríacas están muy preocupadas por la imagen que se está dando del país en la prensa mundial. El caso Fritzl se suma a la historia de Natascha Kampusch reaparecida en agosto de 2006, tras vivir ocho años supuestamente secuestrada por otro electricista pederasta en Strasshof, un pueblo a 25 kilómetros de Viena.
Se trata de un problema de los países civilizados. Lo de vivir en casas unifamiliares potencia mucho la delincuencia. Si vivieran hacinados en pisos y apartamentos, como la mayoría de los españoles, no tendrían espacio para torturar a gente sin que se enteren los vecinos ni jardín en el que enterrar cadáveres.
De todas formas, la policía y los servicios sociales austríacos se equivocaron. Por una lado, la policía no le hizo caso a Elisabeth cuando con 16 años explicó que se había escapado de casa porque su padre, un hombre con antecedentes por violación y exhibicionismo, abusaba sexualmente de ella. Y, por otro, los servicios sociales se creyeron sin más la historia de que Elisabeth se dedicaba a abandonar niños en la puerta de sus padres porque estaba en una secta. Una historia poco creíble porque las sectas no suelen desprenderse de los niños que suponen un aumento del número de fieles.


Otros secuestros familiares
Para alivio de los austríacos, su país no es el único en el que la gente secuestra a los parientes. El descubrimiento del caso Fritzl sirvió para que un vecino de una italiana secuestrada por unos familiares denunciara la situación. En junio la policía liberó en Santa María Capua Vetere (cerca de Nápoles) a una mujer que llevaba 18 años encerrada en una habitación, rodeada de basura y excrementos. La madre y los hermanos de Maria Monaco, de 47 años, la encerraron en el cuarto por tener un hijo sin estar casada.
Por otro lado, la policía de Pedranópolis (Brasil) detuvo en mayo a Ary Hernández Castijo, un agricultor de 50 años, por tener encerrada en casa a su mujer, María Aparecida, de 38, durante 18 años. Al parecer, familiares de la esposa denunciaron el caso tras conocer la historia del Monstruo de Amstetten.


 


Cronología del encierro de Amstetten

1977.- Josef Fritzl empezó a abusar sexualmente de Elisabeth, según la versión de la víctima. Entonces tenía 11 años.
28 de agosto de 1984.- Josef encierra a su hija en un zulo oculto en el sótano.
1988.- Nace la primera hija de Elisabeth, Kerstin.
1989.- Nace su segundo hijo, Stefan.
1993.- Nace su tercera hija, Lisa. Cuando tiene nueve meses Josef la deja en la puerta de su casa con una carta manuscrita de Elisabeth en la que pide a sus padres que cuiden de ella.
1994.- Nace su cuarta hija, Monika, a la que Josef también deja en la puerta de la vivienda con una nota similar.
1996.- Elisabeth da a luz a gemelos. Uno de los niños muere tres días después de nacer y el padre incinera su cuerpo.
1997.- Josef también deja al gemelo que sobrevive, Alexander, en la puerta de su casa.
2003.- Nace el séptimo hijo de Elisabeth, Felix.
2008:
19 de abril.- Josef lleva a Kerstin inconsciente al hospital.
20- 26 de abril.- Libera a Elisabeth y a sus hijos Stefan y Felix.
26 de abril.- La policía localiza a Josef y Elisabeth cerca del hospital en el que Kerstin está ingresada.
27 de abril.- Detienen a Josef acusado de incesto y secuestro. Elisabeth accede a contar lo sucedido a la policía si le aseguran que no tendrá que volver a estar con su padre.
28 de abril.- La policía localiza el zulo con la ayuda de Josef.
29 de abril.- Confirman que Josef es el padre de todos los hijos de Elisabeth por las pruebas de ADN.


 




 

 



medios consultados
quiénes somos
adeguello@adeguello.net
colaboraciones
publicidad
www.adeguello.net
revista trimestral de crítica de crímenes
número 24- julio 2008
 
próximo número octubre 2008
 
 
© E.Cordeiro. 2003
 
 
Thanks to Gay O´Callaghan