Ex novia despechada delata a playboy asesino
No vayas a comprar cocaína encocado
Intentan vender una falsificación al British Museum
Atracador activa el teléfono de un rehén con su voz


Ex novia despechada delata a playboy asesino

Esther. El ex playboy de la Riviera Francesa Jean Maurice Agnelet, de 69 años, ha sido condenado en octubre a 20 años de cárcel por matar a Agnès Le Roux en 1977 para quedarse con 3 millones de euros que la joven millonaria tenía en un banco suizo. Agnes tenía por entonces 29 años, había sido una adolescente rebelde a la que enviaron a un internado por salir con un cincuentón. Su madre, Renée Le Roux, era propietaria de un casino en Niza, el Palais de la Mediterranée, y amiga de Aristóteles Onassis y Rainiero de Mónaco. Cuando desapareció, estaba enfadada con su madre, que se negaba a darle dinero de la herencia, y salía con Agnelet un playboy de 39 años que había sido abogado de la madre.
Agnès Le Roux desapareció en 1977
Al parecer, Jean Dominique Fratoni, propietario del casino rival, quería comprar el Palais de la Mediterranée, pero Renée no quería venderlo. Entonces, convenció a Agnelet para que, a su vez, convenciera a Agnes para que votara en junio de 1977 a favor de la venta en una reunión de la directiva del casino, a cambio de tres millones de euros que Fratoni ingresó en una cuenta suiza a nombre de la fallecida y su novio. Poco después, rompieron su relación y el 27 de octubre de 1977 Agnes desapareció con su coche, un Range Rover.
A pesar de que nunca se han encontrado rastros del cuerpo de la joven ni del vehículo, la policía sospechó de Agnelet desde el principio porque empezó negando que tuviera una relación sentimental con la joven, a pesar de que habían vivido juntos. También descubrieron que había transferido gran parte del dinero de la cuenta suiza. Pero el abogado contaba con una coartada aportada por su nueva amante, Francoise Lausseure, que dijo que habían estado juntos en Suiza. Por qué salió mal: porque Agnelet a partir de entonces estaba en manos de su amante. En 1999, tras separarse del ex playboy, la mujer le confesó a Rennée que había mentido. En 2000 fue acusado de asesinato por un juzgado de Aix- En- Provence.





No vayas a comprar cocaína encocado

Explica que aparcó mal para recibir cocaína
Juanma. En Elche (Alicante), un hombre aparcó su coche en mitad de la calle a las 6,30 de la tarde. Cuando la policía municipal, avisada por los vecinos, le preguntó qué hacía allí, el conductor replicó que "estaba esperando un envío de cocaína".
La policía le pidió su documentación y la del coche, y el hombre replicó que no tenía. Cuando uno de los agentes intentó entrar en el coche para registrarlo, el hombre se abalanzó sobre él y le golpeó. Tuvo que ser reducido y detenido.
Conclusión lógica: al pobre se le había acabado la farlopa muy poco antes, y todavía estaba bajo los efectos de las últimas rayas. De lo contrario, se hace difícil explicar su franqueza.





Intentan vender una falsificación al British Museum

Esther. Esta familia de Bolton (Gran Bretaña) se dedicaba a falsificar estatuas y pinturas que vendían por cientos de miles de euros y funcionó, durante 17 años, hasta que en 2005 intentaron colocar tres piedras grabadas asirias falsas en el British Museum. Los expertos del museo dudaron de su autenticidad por las riendas de los caballos y por los errores de una inscripción en escritura cuneiforme, y avisaron a la policía.
El anticuario Shaun Greenhalgh, de 47 años, su madre, Olive, de 83, y su padre, George, de 84, hacían piedras grabadas asirias, broches celtas, estatuas, y copias de pinturas de Henry Moran. Al parecer, la familia se inspiraba en un catálogo de una subasta de finales del siglo XIX.
En 2003 consiguieron vender una estatua egipcia falsa de la princesa Amarna, una de las hijas de Nefertiti, al museo de Bolton por más de 600.000 euros. La policía sospecha que han conseguido más de dos millones de euros con sus ventas.
De momento, el anticuario ha sido condenado a cinco años de cárcel en noviembre.





Atracador activa el teléfono de un rehén con su voz

Andrea. Keith Sturgill, un hombre que asaltó un restaurante de comida rápida de la cadena Wendy's en Ohio (EE.UU.), no estaba enterado de las novedades en materia de telefonía y esa ignorancia le costó cara. Sturgill entró al restaurante amenazando a los empleados y, a punta de pistola, les ordenó que no contestaran el teléfono, mientras esperaba que se abriera la caja de seguridad. Cuando se recibió la primera llamada, Sturgill gritó que no contestaran y fue su propia voz la que puso en marcha el teléfono activado por voz de uno de los empleados. La persona que llamaba, un amigo del empleado que trabajaba en el banco de enfrente, pudo escuchar sus gritos y llamó a la policía. Cuando se vio rodeado, el atracador salió a la calle apuntando a la cabeza de uno de los empleados. Finalmente, tras negociar con la policía, lo dejó ir y se rindió unas horas después. Sturgill estaba en libertad condicional por robo y violación.



 

 


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