El monstruo del sótano
Cuando era pequeña me encantaban las películas de terror. En aquellos años en los que ir al cine suponía largas colas para acceder al local un domingo por la tarde y la frase "para mayores de 18 años" no era una recomendación sino una prohibición que se cumplía a rajatabla, tuve que utilizar todo mi poder de persuasión para convencer a mi padre, persona que no entendía que pudiera gustarnos otra cosa que no fuera el western, para que me acompañara a ver El Resplandor, ya que sin su presencia me denegaban la entrada por no tener la edad mínima requerida.

Poco a poco y con la edad mis gustos han ido cambiando y ese pequeño puntito que definiría como sado-masoquista, que me impedía poder dormir después de ver una de estas películas ha dejado de merecer la pena, hoy, prefiero ver una de intriga o policíaca y dormir después como un lirón. Y eso que también últimamente este género se nutre de asesinos sin piedad, como el de Seven, poseídos de una locura que hace de ellos verdaderas máquinas de producir dolor y sufrimiento sin que en ningún momento el pobre infeliz que cae en sus manos tenga la más mínima posibilidad de salvación. Asesinos sin conciencia ni  remordimientos.
Tal vez sea esta una de las razones que hace que las salas de cine se llenen cuando se estrena una de estas películas. Creemos que estas personas sólo existen en la mente de los guionistas y sin embargo hace pocos días el mundo se estremecía con la noticia del secuestro de una mujer durante 24 años a manos de su padre. 24 años de violaciones y tortura encerrada en un sótano. 24 años sin esperanza, sólo dolor. Dolor  que no sólo la afectó a ella, también a los hijos nacidos de esas relaciones incestuosas.
Si alguien hubiera hecho una película con un guión como este lo hubiera calificado de absurdo, irreal e imposible….lógicamente alguien hubiera visto algo extraño, alguien hubiera oído los gritos, alguien. No se puede tener a una persona secuestrada 24 años en el sótano de tu casa sin ser descubierto y sin embargo, como siempre, la realidad supera a la ficción.
Toda la vida pensando que estos seres eran producto de mentes retorcidas y resulta que los monstruos existen, no son azules y salen del armario sino del sótano.

Rosa C.


 

 



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