Cocaína para el pueblo y submarinos artesanales

Esther.
Un temporal arrastró a finales de octubre a las playas de Cangas do Morrazo y Sanxenxo (Pontevedra, España) decenas de fardos de cocaína, protegidos contra la humedad, con un peso total de unos 130 kilos, según estimaciones de la Guardia Civil. La mayor parte de la droga apareció por la noche en Cangas, en la playa de Nerga. No se sabe con exactitud su procedencia, ya que no se tiene constancia de ninguna persecución de narcotraficantes en la zona en días anteriores. Así que, tal vez se trata de unos narcotraficantes que han decidido alegrar las fiestas y la economía familiar a los vecinos de la zona, que llevan años sufriendo desgracias (contaminación por el hundimiento de un petrolero, incendios forestales y, últimamente, inundaciones).
El submarino apareció en la Ría de Vigo
La otra hazaña de la temporada de los narcotraficantes gallegos ha sido la construcción de un submarino para transportar droga. En noviembre detuvieron a ocho hombres acusados de construir el batiscafo y cinco de ellos ingresaron en prisión en diciembre. Se les detuvo por escuchas telefónicas de varios Cuerpos de Seguridad del Estado que llegaron a la conclusión, por separado, de que los detenidos planeaban traer a España una gran cantidad de cocaína. (La discreción no debe ser una de sus virtudes).
El aparato apareció el 13 de agosto en la Ría de Vigo (Pontevedra), con los motores en marcha y 4.400 litros de carburante en el depósito. Se trata de un submarino artesanal de unos 11 metros de eslora y 2 metros de manga, con capacidad para uno o dos tripulantes y una tonelada de cocaína. Es de acero y le han puesto un tubo para que respiren los tripulantes, por lo que no puede navegar a menos de tres metros de profundidad. Tiene tres hélices y tres motores (dos eléctricos y uno de explosión). Parece ser que estaban probándolo y se les averió. La Guardia Civil se hizo cargo del aparato y posteriormente intervino también un velero que, al parecer, navegaba junto al narcosubmarino en tareas de apoyo.



 
Los detenidos
Manuel C.G., vecino de Gondomar (Pontevedra), de 51 años. Se cree que el aparato se construyó en su taller y que colaboró en la construcción.

Francisco O.N., vecino de Ponteareas (Pontevedra), de 46 años, estuvo procesado en la Operación Nécora contra el tráfico de drogas. Se cree que tenía relaciones con el cártel sudamericano que iba a proporcionar la droga que pensaban transportar en el aparato.

J.S.F., vecino de Estepona (Málaga), de 56 años. Dicen que es uno de los socios capitalistas que financiaban la operación.

T.B.A., vecino de Sevilla, de 46 años. Se le acusa de ser el otro capitalista.

A.D.R.V., venezolano residente en Majadahonda (Madrid). Le acusan de ser el enlace con el cártel al que le iban a comprar la droga.

J.M.G.R., vecino de Arbo (Pontevedra), de 30 años. Al parecer, es el que llevaba el velero que acompañaba al submarino. Ha quedado en libertad acusado de tráfico de drogas.

José Jesús I.F., vecino de Vigo, de 59 años. Es un mecánico de coches que estuvo detenido anteriormente por narcotráfico. Está también en libertad a la espera de juicio acusado de tráfico de drogas.

J.C.G.F, vecino de Ulldecona (Tarragona) de ascendencia gallega, 43 años. Se cree que era el conductor del submarino. También está en libertad acusado de narcotráfico.

 


Narcosubmarinos
El submarino gallego es similar a los construidos por los narcotraficantes colombianos. En los últimos años se les ha puesto cada vez más difícil el transporte de cocaína por medio de avionetas y se han decantado por el transporte marítimo.
En noviembre, guardacostas de Costa Rica, agentes de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) y del FBI vieron tres tubitos desplazándose por el Océano Pacífico, a 128 kilómetros de Costa Rica, y se encontraron con que debajo había un submarino casero con tres toneladas de cocaína. Los tres tubitos eran para que respirara la tripulación: dos colombianos, un guatemalteco y un ceilandés. Tenía 15 metros de eslora y dos metros de manga y podía navegar a unos 12 kilómetros por hora a 2 metros de la superficie del mar. Había zarpado del puerto colombiano de San Buenaventura, donde pudo ser fabricado.


Los cárteles colombianos
A mediados de los años setenta los traficantes de Marihuana colombianos empezaron a introducir pequeñas cantidades de cocaína en Estados Unidos. Por entonces, pasaban la droga escondida en maletas.
Fabio, Jorge Luis y Juan Ochoa Vásquez (de izq. a dcha.)
Era un negocio muy rentable y los empresarios José Gonzalo Rodríguez Gacha y los hermanos Jorge Luis, Juan y Fabio Ochoa Vásquez se unieron a Pablo Emilio Escobar Gaviria, que por entonces era un ladrón de poca monta, y a un traficante de Marihuana a pequeña escala, Carlos Lehder Riva, que les convenció de que podían transportar la cocaína a Estados Unidos en avionetas. Así nació el Cártel de Medellín, que invirtió parte de sus beneficios en investigación y desarrollo y se convirtió en el grupo de narcotraficantes más rico y poderoso de Colombia. Mejoraron sus laboratorios, sus avionetas y se compraron una isla en el Caribe para repostar. Se cree que Rodríguez Gacha contrató a un militar israelí para que entrenara a su gente. En 1980 controlaban el 80 por ciento de la cocaína que exportaba Colombia.

Escobar fue el líder del Cártel de Medellín
Pablo Escobar se convirtió en el líder indiscutible del grupo. Nació en 1949 en Envigado, a las afueras de Medellín. Estaba casado con su novia de toda la vida y tenía dos hijos. Era aficionado al fútbol, a las historias de gángsters y tenía la casa llena de biblias y postales de santos. Los partidos de fútbol duraban el tiempo necesario para que su equipo ganara. De todas formas, cuando chutaba él, los del equipo contrario se solían apartar con la esperanza de que marcara. Ambicionaba llegar a ser presidente del país y en 1982 fue diputado, aunque un año después le obligaron a dejar el escaño. Se dedicó a hacer obras sociales: casas para los pobres, centros de reclutamiento de matones,... sobre todo en su pueblo. Asfaltaba las calles y después sus escuadrones de la muerte las llenaban de cadáveres.

En 1989 la revista Forbes colocó a Pablo Escobar como el séptimo hombre más rico del mundo. Ese mismo año todo empezó a cambiar cuando el candidato a la presidencia Luis Carlos Galán anunció que su programa electoral incluía la extradición de los narcos a Estados Unidos (los norteamericanos la habían pedido cinco años antes). Asesinaron a Galán y su sucesor, Virgilio Barca, declaró la guerra a los narcotraficantes; sobre todo a los de Medellín, que eran los más violentos y poderosos. Escobar tenía entonces que enfrentarse a una guerra con dos frentes: el gobierno y los narcos rivales del Cártel de Cali.
A Carlos Lehder le detuvieron en Colombia y lo extraditaron a Estados Unidos en 1987. La policía mató a Rodríguez Gacha en diciembre de 1989. Fabio Ochoa se entregó en 1990 y sus hermanos, en 1991. Los tres salieron en libertad en 1996, pero Fabio siguió en el negocio del narcotráfico y en 2001 lo extraditaron a Estados Unidos. Mientras tanto, los servicios de inteligencia de Escobar desbarataban todos los planes para capturarle.
Se cree que Pablo Escobar fue el responsable de los asesinatos de cientos de policías, funcionarios judiciales y periodistas. En 1990 se registraron 5.300 asesinatos en Medellín, la mayoría eran jóvenes de entre 14 y 25 años, y 300 eran policías. Ese mismo año Escobar dijo que estaba dispuesto a entregarse si el gobierno deponía su intención de extraditar a los narcos, pero exigía la construcción de una cárcel para él solo.
Murió en un tiroteo con la policía
En junio de 1991 empezó a cumplir una pena de nueve años de cárcel en un complejo de haciendas de lujo construido en terrenos de su propiedad a las afueras de Medellín. "La Catedral" o el "Club Medellín" estaba rodeado de campos de minas y cercas de alambre de espino. Tenía hasta un campo de fútbol, y acabaron construyendo un búnker de hormigón cuando descubrieron un plan del Cártel de Cali para bombardear el complejo desde el aire. Escobar seguía dirigiendo las operaciones del cártel de Medellín desde su nuevo domicilio, pero empezaron a circular informaciones sobre el lujo que le rodeaba en su encierro, y el gobierno se puso nervioso y amenazó con mandarlo a una cárcel normal. Los aviones de la DEA sobrevolaban "La Catedral" y los norteamericanos pusieron también a francotiradores rodeando el complejo; así que, Escobar también se puso nervioso y se fugó en julio de 1992. Su huida supuso el fin del Cártel de Medellín. Lo mataron un año después, el 2 de diciembre de 1993, en un tiroteo con la policía.

La caída del Cártel de Medellín iba dando paso a otro grupo de narcotraficantes: el Cártel de Cali, creado también en los años setenta por los hermanos Gilberto y Miguel Ángel Rodríguez Orejuela y José Santacruz Londono. A los de Calí los llamaban "los caballeros" y a los de Medellín, "los matones". Los hermanos Orejuela eran más cultos que los de Medellín, preferían el soborno a la violencia e invertían sus ganancias en negocios legales. Se cree que pasaron información a la DEA sobre las actividades de Pablo Escobar y que promovieron la creación de los PEPES, un grupo que atacaba los intereses del narco de Medellín.
Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela y José Santacruz
Contrataron a los mejores ingenieros, a los mejores abogados y financiaron campañas políticas. En 1995 eran ellos los responsables del 80 por ciento de la cocaína que se comercializaba en el mundo.
Formaron distintas células autónomas con funciones limitadas y dirigidas siempre por colombianos que trataban directamente con los grandes capos. Tenían más de 700 avionetas que transportaban la droga a México, desde donde la pasaban a Estados Unidos. A principios de los años noventa abrieron nuevas rutas a Europa, a través de países que habían pertenecido a la Unión Soviética.
Gilberto era el hombre de negocios, el cerebro que planeaba la estrategia a largo plazo; Miguel Ángel se encargaba de la producción, el transporte y la distribución al por mayor; y José Santacruz, de la distribución en Estados Unidos.
A Gilberto le detuvieron en enero de 1995 y un juez le dejó en libertad en 2002 por buen comportamiento. Fue un escándalo, y le volvieron a detener cuatro meses después. En 2004 lo extraditaron a Estados Unidos.
A Miguel Ángel le detuvieron en agosto de 1995. José Santacruz cayó también en 1995, pero se escapó de la cárcel y, finalmente, murió en un tiroteo con la policía en 1996.


La pérdida paulatina de poder de los de Cali iba dando paso al Cártel del Norte del Valle, la organización de narcotráfico más grande y temida de Colombia en la actualidad, según la fiscalía de Nueva York. Se cree que desde 1990 importaron más de 500 toneladas de cocaína a Estados Unidos y que, actualmente, es responsable de entre el 30 y el 50 por ciento de la cocaína que se vende en Estados Unidos, el mayor consumidor mundial.
Está formado, en realidad, por grupos independientes de narcotraficantes del norte del Valle del Cauca, ya que actualmente no hay ningún grupo de narcos que controle todo el proceso de producción y comercialización de la cocaína. En los últimos años, según la DEA, los narcos colombianos han dejado parte del tráfico internacional, sobre todo con Estados Unidos, en manos de grupos mexicanos y dominicanos, para evitar la extradición. En cuanto al tráfico interno de Colombia, se cree el Cártel del Norte del Valle utiliza a las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), un grupo terrorista responsable de numerosas masacres y asesinatos, para proteger sus rutas.
En 2004 empezaron cayendo dos de los principales dirigentes. En enero detuvieron a Árcangel de Jesús Henao Montoya, de 52 años, en Panamá y le extraditaron a Estados Unidos. Posteriormente, en julio, la policía cubana detuvo a Luis Hernando Gómez Bustamante, de 48 años, cuando intentaba entrar en el país con un pasaporte mexicano falso. En su caso, la extradición se está negociando con Colombia. Gómez Bustamante es uno de los aliados de los hermanos Montoya (Árcangel de Jesús y José Orlando), pero dirige su propia organización. Es propietario de laboratorios en el Valle del Cauca y también se encarga de la distribución de parte de la droga.
Orlando Sabogal Zuluaga
Los del Norte del Valle han seguido innovando en el ámbito del transporte de mercancías y en marzo de 2005 la policía colombiana encontró un submarino que habían construido. Estaba en una playa del Océano Pacífico, cerca del puerto de Tumaco (al suroeste de Bogotá) y podía transportar diez toneladas de cocaína. El promotor del invento pudo ser Orlando Sabogal Zuluaga, lugarteniente de confianza de Luis Hernando Gómez Bustamante y responsable del área logística del Cartel del Norte del Valle para el transporte de cocaína a Europa y Estados Unidos. A Sabogal Zuluaga, de 40 años, alias "Alberto" y "El Mono Savogal", le detuvo la Guardia Civil española, el 26 de octubre de 2006, en un centro comercial de Madrid, en Majadahonda, la misma localidad en la que residía el venezolano al que acusan de ser el enlace entre los narcos colombianos y los gallegos que supuestamente construyeron el submarino de la Ría de Vigo.


 


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