Gracias a todos los lectores que nos habéis acompañado durante este año y especialmente a los que nos habéis recomendado en webs y blogs y a todos los buscadores que nos encuentran.
PREMIO
MORIARTY 2008 Esther.
Hasta 1939 los criminólogos no se ocuparon de ellos. Fue entonces
cuando Edwin Sutherland se inventó el término "white-
collar criminality" (delincuencia de cuello blanco) para catalogar
una tipología delictiva que siempre ha existido, pero que nunca
había preocupado demasiado a pesar de que suele causar más
perjuicios en la economía de sus víctimas que los robos
y atracos del delincuente común. Marginados, asociales, violentos,
drogadictos, de clase baja,... son los calificativos que generalmente
se asocian a la figura del delincuente, pero hay muchos más.
Personas respetables, con un alto estatus social, que dañan extensa
e intensamente el orden económico de una sociedad amparados en
el ejercicio de su profesión, así eran los delincuentes
de cuello blanco de Sutherland. Ahora forman parte de una categoría
más amplia: la delincuencia económica, protagonizada por
individuos materialistas, egocéntricos, audaces, que se adaptan
fácilmente a cualquier medio social, optimistas en los que prevalece
la acción al pensamiento, que carecen de sentimiento de culpa
y todo les sirve con tal de lograr sus objetivos, como los describió
Mergen, o ambiciosos sin escrúpulos, extrovertidos, persuasivos
y manipuladores, según las definiciones de otros autores. Son
una figura en auge en la sociedad actual en la que sólo importa
el éxito material, la capacidad de adquisición.
Su especialidad son los delitos contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, contra los derechos de los trabajadores, sobre la ordenación del territorio, sobre el patrimonio histórico, contra los recursos naturales y el medio ambiente, contra la salud pública, corrupción, cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos, prevaricación, contrabando, tráfico de drogas, blanqueo de capitales, estafas masivas,... Y aunque afectan a más personas y a veces a toda la sociedad, el delincuente común, el callejero, sigue siendo el que más preocupa. La globalización de la crisis Como la mayoría de los delincuentes económicos, los que ahora nos ocupan no van a ser nunca detenidos ni juzgados ni condenados. Son multimillonarios que han puesto en marcha una estafa global que ha producido una crisis global que para algunos supone el fin del capitalismo. Exageración o no, lo cierto es que Estados Unidos, adalid del capitalismo, se ha liado a nacionalizar entidades financieras. ¡Nacionalizar!, una actividad propia del comunismo y los regimenes totalitarios, eso que Hugo Chávez quiere hacer todo el rato, incompatible con el liberalismo económico. El origen de la crisis lo explican de forma sencilla The Last Laugh o Leopoldo Abadía (ambos en YouTube). En general, en casi todos los países civilizados se registró desde finales de los años noventa una mayor demanda de compra de viviendas (potenciada por la bonanza económica y los bajos tipos de interés) que provocó un aumento de precios desmesurado. En países como Islandia, los propietarios de viviendas se llegaron a convertir en millonarios virtuales por el mero hecho de tener una propiedad en un país que ahora está lleno de pobres virtuales. En Alemania, por el contrario, los precios se mantuvieron en niveles razonables, tal vez por una mayor tendencia a la racionalidad del pueblo germano. En cuanto a Estados Unidos, se vendieron tantas casas que cuando a los banqueros no les quedaban personas normales a las que conceder hipotecas, decidieron ir a por los marginados, los "Ninja", según la terminología de Leopoldo Abadía (No income, no job, no assets) o negros en paro sentados en el porche de una casa en ruinas de Alabama, para The Last Laugh. Estos clientes tenían la ventaja añadida de que pagaban más intereses que la gente normal por su propia situación de insolvencia. Los encargados de convencer a los Ninja para que se compraran una casa eran comerciales que cobraban comisiones por cada nuevo cliente, por lo que concedieron hipotecas a cualquiera que estuviese vivo. La inversión, dejar dinero a marginados con empleos precarios, era una estupidez muy arriesgada, así que los grandes ejecutivos norteamericanos tuvieron la genial idea de vender esas inversiones a terceros en paquetes en los que no se identificara claramente el contenido, para que fueran estos los que corrieran el riesgo. De esta forma, ya no era un problema de dos: un comprador insolvente y un banquero insensato, sino un problema de toda la sociedad. (En Estados Unidos es habitual que los pequeños ahorradores inviertan en productos financieros con lo que el problema de las hipotecas basura se extendió a toda la sociedad). Así que, los banqueros empaquetaron las hipotecas de los insolventes en fondos de inversión y las vendieron a inversores que cobrarían sus intereses siempre y cuando los hipotecados no dejaran de pagar. Esto podría haber sido un buen negocio para el inversor si le hubieran dicho lo que había y le hubieran dado la opción de elegir: el paquete con la hipoteca del parado de 45 años que acaba de salir de la cárcel o él del inmigrante de 25 que ha estudiado una carrera y acaba de conseguir el permiso de trabajo. Pero el inversor no podía elegir, no podía identificar lo que había en el paquete, y muchos fueron directamente engañados porque les dijeron que invertían en hipotecas concedidas a estudiantes. Ese engaño, realizado con ánimo de lucro para inducir a error, es lo que convierte a toda esta historia en la gran estafa global. Tantos insolventes compraron casa y se vendieron tantos paquetes con sus hipotecas que los grandes ejecutivos se hicieron de oro. Hasta que en verano de 2007 todo se empezó a desmoronar. Los intereses y la morosidad habían empezado a subir, mientras los precios de las casas bajaban con la disminución de la demanda. Estados Unidos había entrado en la crisis de las hipotecas subprime que un año después se trasladó a todo el mundo. Esos paquetes con hipotecas de marginados se habían comercializado en todas partes como inversiones seguras respaldadas por empresas solventes de Estados Unidos. Quiebras y nacionalizaciones El 20 de julio de 2007 New Century Finantial, una entidad especializada en la concesión de hipotecas subprime, se declaró en bancarrota y despidió a la mitad de sus trabajadores. Había vendido fondos de inversión a bancos de todo el mundo y empezó a surgir la desconfianza. Poco después, el banco de inversiones Bearn Stearns avisó a sus clientes que iban a recuperar poco o nada del dinero que habían invertido en sus principales fondos de inversión. En Alemania, el banco Sachsen Landesbank fue comprado por su principal competidor tras enfrentarse a la quiebra por haber invertido en hipotecas subprime de Estados Unidos, mientras que en Gran Bretaña el banco Northern Rock tuvo que pedir una ayuda económica al Banco de Inglaterra después de que clientes preocupados retiraran dos billones de libras. Una acción que representa uno de los principales temores de los banqueros: que cunda el pánico entre los clientes ante un rumor sobre la quiebra del banco y que todos acudan a la vez a retirar sus ahorros, una situación que ni el banco más solvente es capaz de afrontar. En octubre de 2007, anunciaron pérdidas billonarias Citigroup, Merril Lynch y el banco se inversiones suizo UBS. En marzo de 2008 JP Morgan Chase compró Bear Stearns con la ayuda del Banco Central de Estados Unidos que accedió a aportar hasta 29 billones de dólares para cubrir las posibles pérdidas de la entidad. En abril de 2008, el Fondo Monetario Internacional anunció que las pérdidas económicas producidas por la crisis generada por las hipotecas subprime podrían alcanzar el trillón de dólares e incluso superarlo. En junio de 2008, el FBI detuvo a 406 personas acusadas de estafas relacionadas con la crisis de las hipotecas. Si la situación ya era crítica hasta entonces, en septiembre de 2008 empezó la tragedia. El gobierno de Estados Unidos nacionalizó Fannie Mae y Freddie Mac, las mayores entidades de préstamo del país, concesionarias de la mitad de las hipotecas vigentes (que suponen un total de 5 trillones de dólares). Poco después, se anunció la quiebra de Lehman Brothers, tras haber perdido cerca de 4 billones de dólares en los últimos tres meses. Merrill Lynch fue adquirida por el Bank of America por 50 billones de dólares y AIG parcialmente nacionalizada con una inyección de 85 billones de euros del dinero de los contribuyentes. También tuvieron que ser rescatadas otras empresas como Washington Mutual (WaMu); HBOS, Royal Bank of Scotland (RBS), Lloyds TSB y Bradford & Bingley, en Gran Bretaña, o Fortis y Glitnir en Europa. Con todas estas turbulencias, Estados Unidos y unos cuantos gobiernos europeos se han gastado billones de dólares en rescatar de la quiebra a algunas de las mayores empresas financieras, sobre todo bancos de inversión, que han sido nacionalizadas total o parcialmente o han tenido que recibir inyecciones de dinero del estado u otras entidades. En enero de 2008 las bolsas sufrieron la mayor caída desde los atentados de Nueva York del 11 de septiembre de 2001.
Los protagonistas Ante este panorama de pérdidas generalizadas, una de las cuestiones que se plantean es dónde ha ido a parar el dinero que han perdido los inversores o quiénes son los que se han beneficiado con toda esta historia. Por un lado, están los trabajadores que han ido cobrando comisiones con la venta de viviendas, la concesión de hipotecas o, por ejemplo, su intermediación en la venta de los fondos de inversión. Por otro lado, están los constructores y promotores inmobiliarios que han vendido un montón de casas a unos precios desorbitados y los propietarios que vendieron viviendas de segunda mano. Y en el lado más opulento están los empresarios y directivos que originaron la gran estafa. Seis ejecutivos norteamericanos se llevaron más de 400 millones de dólares USA como indemnización por despido tras dejar las empresas que dirigían con pérdidas billonarias. Los seis son una pequeña representación de los ejecutivos que se han enriquecido con el enorme entramado financiero creado a partir de las hipotecas subprime, a partir de los Ninja y los negros desempleados sentados en el porche de su casa. Cobraron millones de dólares porque su apuesta por el mercado de las hipotecas subprime reportó durante un tiempo beneficios astronómicos a las empresas que dirigían. Seguramente, nunca se sabrá si son unos insensatos que se equivocaron o unos delincuentes de cuello blanco "que dañan extensa e intensamente el orden económico de la sociedad amparados en el ejercicio de su profesión", como la definición de Sutherland.
Stanley
O'Neal recibió 161 millones de dólares USA al dejar
Merrill Lynch en octubre de 2007. Ese año la empresa registró
10 billones de dólares en pérdidas y una depreciación
en bolsa del 45 por ciento. O'Neal estaba en el puesto 10 de la lista
de los 25 directivos mejor pagados del mundo elaborada en 2007 por
la revista Fortune. En 2006 había cobrado más de 46
millones de la empresa.
1. "Los pisos van a bajar de precio con la entrada del euro porque los que tienen dinero negro (en pesetas) están comprando pisos para venderlos después y convertir el dinero en euros". Al primer economista que se le ocurrió esta historia deberían darle el premio Nobel (junto con el genio que se dio cuenta de que en el año 2000 los ordenadores dejarían de funcionar). Esto de que los pisos iban a bajar con el euro se decía sobre 1998 cuando los precios empezaron a subir. Un piso que por entonces costaba 12 millones de pesetas en Madrid, pasó a valer unos 20 millones en 2002 (año de la entrada del euro) y de ahí a unos 50- 60 millones de pesetas en 2006. 2. "Alquilar es tirar el dinero". Según esta teoría comprar leche es también tirar el dinero ya que, ahorrando o pidiendo un crédito, se puede comprar una vaca que dará leche a diario y además tendrá descendencia de vez en cuando. 3. "Los pisos nunca bajan de precio". Qué se lo digan a los japoneses que todavía no se han recuperado de la bajada de precios de los años noventa. En Gran Bretaña también se habían registrado bajadas de precios a mediados de los años ochenta y noventa y en Málaga, por ejemplo, a mediados de los noventa. Con todas estas teorías no era de extrañar que las viviendas subieran de precio desproporcionadamente. Todo el mundo compraba pisos y todo el mundo era feliz pensando que su casa valía cada días más y que si algún día no la podía pagar o se quería divorciar, podría venderla y ganar dinero en la operación. Hasta que llegó el día en que nadie quería comprar, y los hipotecados que no podían hacer frente a las subidas de los tipos de interés o que se quedaron en paro se dieron cuenta que más que una inversión lo que habían firmado con el banco era una esclavitud a 20, 30 ó 40 años. Qué pasa cuando no pagas la hipoteca Las subidas de los tipos de interés y el aumento del paro registrado en los últimos meses en España han provocado un incremento en el impago de cuotas hipotecarias. Ahora el dicho popular que más se oye es otro: "si no la puedo pagar (la casa) que se la quede el banco". Esto es en parte verdad, la casa se la quedará el banco (o un subastero) pero eso no significa que con eso se acabe la deuda. La Ley de Enjuiciamiento Civil (LEC) y las condiciones recogidas en la Escritura del Préstamo Hipotecario son lo que determinan lo que pasa cuando se deja de pagar una hipoteca es España. Cuando no se han pagado, por ejemplo, tres cuotas de la hipoteca (la cantidad exacta figura en la escritura) el banco reclamará el total del préstamo que queda por pagar a través de un Juzgado de Primera Instancia. El moroso tiene entonces dos opciones: pagar las cuotas vencidas, más los intereses y costas, y rehabilitarse; es decir, continuar con el crédito (esto sólo lo podrá hacer una vez cada cinco años) o no pagar. Si no paga, la vivienda saldrá a subasta por el precio de tasación que se establece como tipo de subasta en la Escritura del Préstamo Hipotecario (puede ser distinto al precio de la vivienda, de la tasación inmobiliaria y del préstamo). En las subastas judiciales las viviendas siempre alcanzan precios muy inferiores a los del mercado. Entre otras muchas cosas, porque no se puede comprobar el estado de conservación, la distribución, etc. Si, por ejemplo, el moroso le debe al banco 200.000 euros y la vivienda se subasta por 150.000, el moroso se queda sin casa y le sigue debiendo al banco 50.000 (esto lo dice el artículo 579 de la LEC). Cómo recupera el banco ese dinero: embargando al deudor y a sus avalistas. Qué puede embargar: casi todo, vehículos, casas, cuentas bancarias, sueldos, pensiones, subsidios de desempleo,... todo menos la ropa de la familia, los objetos religiosos que poseen, los instrumentos necesarios para el ejercicio de su profesión o los salarios o pensiones inferiores al salario mínimo interprofesional (600 euros). En Madrid, por ejemplo, hay juzgados de primera instancia dedicados exclusivamente a las ejecuciones hipotecarias que, por cierto, cuentan con unos funcionarios muy competentes para desgracia de los morosos. En la actualidad, la mayor parte de las subastas quedan desiertas (no hay gente interesada ni en comprar en subastas) con lo que el banco se queda con la vivienda por el 50 por ciento del precio establecido como tipo de subasta y si esa cantidad no cubre la totalidad de la deuda, el moroso seguirá pagando la diferencia el resto de su vida (y, si hace falta, el resto de la vida de sus herederos). CHAPUZA DEL AÑO Llevan un cadáver a cobrar la pensión (adegüello, abril 2008) Juanma. Ya había ocurrido antes. Ante la posibilidad de cobrar la pensión de un amigo muerto (o del abuelo), hay quien no vacila en llevar al difunto al banco o, en este caso, a un establecimiento donde se cobran cheques. Naturalmente, es inevitable llamar un poco la atención.
Pero no. Era un cadáver auténtico. Concretamente, el de Virgilio Cintron, que parece que falleció por causas naturales a los 66 años, dejando un cheque de la Seguridad Social por valor de 355 dólares. Entonces su compañero de piso y un amigo, ambos de 65 años, llevaron el cheque a una tienda con intención de cobrarlo. Pero el cajero les dijo que el titular tenía que estar presente. Ni cortos ni perezosos, los dos hombres, David Dalaia y James O'Hare, volvieron al piso y trataron de vestir al cadáver, que estaba desnudo. Lo consiguieron a medias. Le pusieron una camiseta, unos pantalones que no lograron subirle del todo y unas zapatillas. Lo sentaron en una silla de oficina, le echaron un abrigo en el regazo para tapar lo que el pantalón no tapaba y se lanzaron a la calle, con el consiguiente éxito de público. Dejaron la silla con el cuerpo en la acera y volvieron a entrar a cobrar el cheque. El cajero, que conocía al difunto Cintron, les preguntó dónde estaba éste. Le dijeron que esperando en la puerta y que, si era preciso, le harían entrar. Efectivamente, en la puerta estaba la silla con el cadáver, rodeada por un grupo de curiosos, a los que se había sumado el policía Rapp, que había decidido investigar más de cerca lo del muñeco. Un examen superficial confirmó que de muñeco, nada. Dalaia y O'Hare intentaron meter la silla en la tienda. Rapp se identificó y les ordenó apartarse del difunto mientras llamaba a una ambulancia. Cuando los enfermeros confirmaron que Cintron estaba muerto, sus amigos fingieron una gran sorpresa. "Oh, Dios mío. ¿Se ha muerto?", exclamaron. Tanto el difunto como sus dos aprovechados amigos tienen un largo historial policial, con detenciones por robos, asaltos y delitos relacionados con la heroína, que se remontan a los años 60. Tanta experiencia no les ha enseñado a ser discretos, aunque sí han acumulado un buen nivel de desfachatez.
CRIMINAL 2008
Un camionero en paro vende el Hotel Ritz de Londres (adegüello, julio 2008) Esther. Tony Lee, un camionero en paro de Gran Bretaña, se presentó un buen día ante el empresario inmobiliario Terry Collins para ofrecerle a mitad de precio el Hotel Ritz de Londres, propiedad de los hermanos Barclay. Lee, que decía actuar en nombre de los propietarios, pedía 250 millones de libras esterlinas por un edificio valorado en 600 y que la operación se mantuviera en secreto por la conocida discreción de los hermanos millonarios. Era una operación exclusiva y secreta que bautizaron como Proyecto Notting Hill.
En abril un juzgado de Londres rastreó el destino del dinero: cambiar de coche fue lo primero que hicieron Tony Lee y el supuesto contratista de los Barclays, según los investigadores. Al parecer, Lee se compró un Land Rover y su amigo Patrick Dohan, un contratista en paro desde 2000, se compró un Mercedes. Los dos son insolventes y de momento no han dicho dónde está el resto del dinero. Monumentos en venta Más audaz fue el escocés Arthur Ferguson que en 1925 vendió el Palacio de Buckingham por 2.000 libras esterlinas, el Big Ben por 1.000 y la Columna de Trafalgar por 6.000 a turistas norteamericanos. Estos ciudadanos le debieron parecer un filón y emigró a Estados Unidos donde intentó alquilar la Casa Blanca a un ganadero de Texas y le detuvieron por intentar vender la Estatua de la Libertad a un australiano. Otro vendedor famoso fue el checo Victor Lustig que en 1925 vendió dos veces la Torre Eiffel. Leyó en un periódico que el gobierno estaba preocupado por el coste de mantenimiento de la torre que inicialmente fue construida como una obra temporal para la Exposición Universal de 1889. Aprovechando la noticia, Lustig se puso en contacto con chatarreros a los que, haciéndose pasar por funcionario, les ofreció participar en una puja por la torre. A lo largo de su vida, Lustig fue detenido en 47 ocasiones por diferentes timos. Su última condena le llegó en 1945 por poner en circulación 134 millones de dólares en billetes falsos. MENCIÓN ESPECIAL 2008 Encierra a su hija un cuarto de siglo en una mazmorra (adegüello, julio 2008)
Elisabeth vio el llamamiento y convenció a su padre para que la llevara al hospital. La policía los detuvo en las inmediaciones del centro sanitario. Elisabeth tenía un aspecto demasiado extraño para pasar desapercibida: delgadez extrema, la piel casi transparente, los labios hacia dentro por la falta de dientes, el pelo canoso cortado de forma tosca y arrugas demasiado profundas para una mujer de 42 años, según The Guardian. Elisabeth accedió a contar lo sucedido a los agentes a cambio de que le aseguraran que no tendría que volver a ver a su padre nunca más. Llevaba cerca de 24 años sin ver la luz, encerrada en un zulo de 60 metros cuadrados donde se convirtió en la esclava sexual de su padre, con el que tuvo siete hijos. La mayor, Kerstin, padecía una enfermedad relacionada con su origen incestuoso. El encierro
Elisabeth es la cuarta de los siete hijos de Josef Fritzl y Rosemarie. Josef es un electricista que consiguió prosperar económicamente alquilando apartamentos en el edificio de tres plantas en el que residía en el número 40 de la calle Yppsstrasse de Amstteten. Había sido condenado en diversas ocasiones por intento de violación y exhibicionismo. En 1967 le condenaron a 18 meses de cárcel por violar a una mujer en Linz, tras colarse por una ventana abierta del edificio donde trabajaba. Según Elisabeth, su padre empezó a violarla cuando tenía 11 años. Con 16, se escapó dos veces de casa. Explicó a los policías que la localizaron que su padre abusaba sexualmente de ella, pero estos se limitaron a llevarla de vuelta a casa. Por entonces, el padre empezó a hacer obras de ampliación del sótano donde construyó un entramado de habitáculos. Las reformas se acabaron dos años después, coincidiendo con la mayoría de edad de Elisabeth. Si se volvía a escapar de casa, la policía ya no la llevaría de vuelta, así que, se inventó un macabro sistema para evitar que se marchara. Elisabeth fue la única que pudo apreciar el resultado de las reformas realizadas por su padre en el sótano. Había construido una serie de habitaciones contiguas que conducían a una mazmorra en la que permaneció encerrada desde el 28 de agosto de 1984 hasta abril de 2008, dando a luz en solitario a siete hijos de su padre. Para explicar su desaparición, Josef dijo que se había marchado con una secta y la obligó a escribir una carta. Las primeras semanas, Elisabeth permaneció en total oscuridad en la mazmorra. Los dos primeros días, Josef la mantuvo esposada a un poste metálico y después, durante nueve meses, la dejó atada con una cuerda que sólo le permitía ir al retrete. El padre la iba a visitar para llevarle comida y violarla. En 1988 nació su primera hija, Kerstin, y un año después el segundo, Stefan. En 1993 nació la tercera hija, Lisa. Ante el aumento de la prole, Josef incorporó dos nuevas estancias a la mazmorra (hasta entonces su hija y sus nietos vivían en una sola habitación). De todas formas, se dio cuenta de que no tendrían espacio suficiente cuando crecieran los niños y cuando Lisa tenía nueve meses la dejó en la puerta de su casa con una carta manuscrita de Elisabeth en la que pedía a sus padres que cuidaran de ella. Al año siguiente, en 1994, nació la cuarta hija, Monika, a la que Josef también dejó en la puerta de la vivienda con una nota similar. En 1996 Elisabeth dio a luz a gemelos. Uno de los niños murió tres días después de nacer y el padre incineró su cuerpo. Meses después, Josef también dejó al gemelo que sobrevive, Alexander, en la puerta de su casa. Finalmente, en 2003 nació el séptimo y último hijo de Elisabeth, Felix. La vida en la mazmorra
Josef se encargaba de proveer de ropa y comida a sus prisioneros y los amenazaba con una bomba de gas venenoso que pondría en funcionamiento si trataban de atacarle para huir. Durante estos años se ausentó en diversas ocasiones. En 1998 pasó tres semanas de vacaciones en Pattaya, Tailandia, uno de los destinos favoritos de los pederastas occidentales. Josef y Rosemarie adoptaron a uno de los hijos de Elisabeth que aparecieron en la puerta y acogieron legalmente a los otros dos, lo que suponía que recibían un dinero extra de los Servicios Sociales austríacos que se creyeron la historia de la secta. Tras la declaración de Elisabeth, los policías que acudieron a inspeccionar el sótano no fueron capaces de localizar la mazmorra y tuvieron que pedirle ayuda al padre. Para llegar al apartamento subterráneo había que cruzar cinco habitaciones. La puerta de acceso era de hormigón, de un metro de altura, y estaba oculta tras una estantería. Tenía una cerradura electrónica que se abría con un código secreto y un mando a distancia que Josef escondía en uno de los habitáculos del sótano. Los policías sólo aguantaban una hora seguida inspeccionando la mazmorra por la falta de oxígeno. A mediados de mayo, Kerstin se despertó del coma y empezó a recuperarse. El torturador Josef explicó que había encerrado a su hija para protegerla del mundo exterior. En cuanto a las violaciones, le dijo a su abogado: "Sabía que Elisabeth no quería que hiciera lo que le hice. Sabía que le estaba haciendo daño. Era como una adicción... En realidad, quería tener hijos con ella", según recoge la BBC. La forma de actuar de Josef Fritzl difiere mucho del prototipo de padre pederasta. Entre otras cosas, porque es difícil encontrar a una persona tan mala, sea o no pederasta, como para tener a alguien encerrado sin ver la luz cerca de un cuarto de siglo. Pero, al margen de esto, se diferencia de los padres pederastas típicos porque éstos suelen violar a todas sus hijas (o todos sus hijos) cuando alcanzan una edad determinada, que es la edad por la que se sienten atraídos sexualmente, y dejan de hacerlo cuando alcanzan otra edad determinada por la que ya no sienten atracción. Es decir, el pederasta típico de adolescentes viola a sus hijas/os desde que tienen 11-12 años hasta que cumplen 16-18 años y cuando todas sus hijas/os sobrepasan esta edad busca adolescentes en otros sitios. Pero en el caso de Fritzl, al parecer, de los siete hijos que tuvo con Rosemarie sólo violaba a Elisabeth y tampoco violó a las hijas de Elisabeth, ya que dicen que los siete niños que nacieron en el zulo eran de ésta. Además, se supone que a Elisabeth la siguió violando, como mínimo, hasta 2003, fecha en la que nació su último hijo, y por entonces ella ya tenía 37 años, una edad muy poco atractiva para un pedófilo. Si fuera un pederasta típico, Fritzl habría violado a su hija Elisabeth hasta que cumplió 18-20 años y a partir de ahí se habría dedicado a violar a las hijas que tuvo con ésta. Además, no se habría quedado con dos niños y una niña en el sótano, habría llevado a los tres niños a vivir con su mujer y se habría quedado con las tres niñas en la mazmorra. Así que puede ser que sí, que lo de Elisabeth, como él dijo, fuera una cruel "adicción". Austria y la infancia Por otro lado, las autoridades austríacas están muy preocupadas por la imagen que se está dando del país en la prensa mundial. El caso Fritzl se suma a la historia de Natascha Kampusch reaparecida en agosto de 2006, tras vivir ocho años supuestamente secuestrada por otro electricista pederasta en Strasshof, un pueblo a 25 kilómetros de Viena. Se trata de un problema de los países civilizados. Lo de vivir en casas unifamiliares potencia mucho la delincuencia. Si vivieran hacinados en pisos y apartamentos, como la mayoría de los españoles, no tendrían espacio para torturar a gente sin que se enteren los vecinos ni jardín en el que enterrar cadáveres. De todas formas, la policía y los servicios sociales austríacos se equivocaron. Por una lado, la policía no le hizo caso a Elisabeth cuando con 16 años explicó que se había escapado de casa porque su padre, un hombre con antecedentes por violación y exhibicionismo, abusaba sexualmente de ella. Y, por otro, los servicios sociales se creyeron sin más la historia de que Elisabeth se dedicaba a abandonar niños en la puerta de sus padres porque estaba en una secta. Una historia poco creíble porque las sectas no suelen desprenderse de los niños que suponen un aumento del número de fieles. Otros secuestros familiares Para alivio de los austríacos, su país no es el único en el que la gente secuestra a los parientes. El descubrimiento del caso Fritzl sirvió para que un vecino de una italiana secuestrada por unos familiares denunciara la situación. En junio la policía liberó en Santa María Capua Vetere (cerca de Nápoles) a una mujer que llevaba 18 años encerrada en una habitación, rodeada de basura y excrementos. La madre y los hermanos de Maria Monaco, de 47 años, la encerraron en el cuarto por tener un hijo sin estar casada. Por otro lado, la policía de Pedranópolis (Brasil) detuvo en mayo a Ary Hernández Castijo, un agricultor de 50 años, por tener encerrada en casa a su mujer, María Aparecida, de 38, durante 18 años. Al parecer, familiares de la esposa denunciaron el caso tras conocer la historia del Monstruo de Amstetten. Cronología del encierro de Amstetten 1977.- Josef Fritzl empezó a abusar sexualmente de Elisabeth, según la versión de la víctima. Entonces tenía 11 años. 28 de agosto de 1984.- Josef encierra a su hija en un zulo oculto en el sótano. 1988.- Nace la primera hija de Elisabeth, Kerstin. 1989.- Nace su segundo hijo, Stefan. 1993.- Nace su tercera hija, Lisa. Cuando tiene nueve meses Josef la deja en la puerta de su casa con una carta manuscrita de Elisabeth en la que pide a sus padres que cuiden de ella. 1994.- Nace su cuarta hija, Monika, a la que Josef también deja en la puerta de la vivienda con una nota similar. 1996.- Elisabeth da a luz a gemelos. Uno de los niños muere tres días después de nacer y el padre incinera su cuerpo. 1997.- Josef también deja al gemelo que sobrevive, Alexander, en la puerta de su casa. 2003.- Nace el séptimo hijo de Elisabeth, Felix. 2008: 19 de abril.- Josef lleva a Kerstin inconsciente al hospital. 20- 26 de abril.- Libera a Elisabeth y a sus hijos Stefan y Felix. 26 de abril.- La policía localiza a Josef y Elisabeth cerca del hospital en el que Kerstin está ingresada. 27 de abril.- Detienen a Josef acusado de incesto y secuestro. Elisabeth accede a contar lo sucedido a la policía si le aseguran que no tendrá que volver a estar con su padre. 28 de abril.- La policía localiza el zulo con la ayuda de Josef. 29 de abril.- Confirman que Josef es el padre de todos los hijos de Elisabeth por las pruebas de ADN. |