criminal del año:
EL LADRÓN HIPNOTIZADOR
Por atracar bancos sin pistola, cuchillos ni amenazas, utilizando simplemente su irresistible mirada. Por alegrarle el día a los cajeros con su amimada charla. Porque aunque dicen saber quien es, no le han cogido y porque aunque le pillen, lo van a tener difícil para retenerle con sus aptitudes hipnotizadoras. Según la policía moldava, Vladimir Kozak ha robado unos cuatro millones de pesetas en seis sucursales bancarias de Chisinau.



premio Moriarty 2005:
LA CAPTURA DE PAUL SCHAEFFER
Interpol Argentina puso fin a la fuga del ex enfermero del ejército alemán que fundó Colonia Dignidad en una finca de Chile. El supuesto pederasta tenía trescientos obreros sin sueldo y niños disponibles en su particular paraíso terrenal, que sirvió como centro de torturas para los presos políticos de Pinochet que allí desaparecieron, según las acusaciones. Su historia tiene de todo: abusos sexuales, drogas y, a falta de rock and roll, canciones tirolesas.



premio Moriarty Honorífico:
LA RESURRECCIÓN DE PAESA
El agente secreto, director del Banco Nacional de Guinea, banquero en Suiza, traficante de armas, falsificador de documentos, diplomático, organizador de fugas y prestidigitador financiero, que falleció en Tailandia en 1998, es nuestro eterno candidato favorito y, por eso, le damos un Moriarty Honorífico. Ahora parece ser que su cadáver vive en París y que allí le han hecho una entrevista a finales de noviembre los de la revista Interviú.



chapuza del año:
LUCERO POCO BRILLANTE
Joe Lucero es pionero de una nueva especialidad en el campo de la incompetencia delictiva: el maratón de chapuzas. Fracasó en sus intentos de atracar a dos mujeres, no consiguió penetrar en varios apartamentos donde quería robar, secuestró un coche y lo estrelló, dejó las huellas ensangrentadas de sus manos en los picaportes de varios pisos más y fue derrotado en su enfrentamiento con una madre airada a la que pretendía arrebatar su bebé para usarlo como escudo.




Gracias a todos los lectores que nos habéis acompañado durante este año y especialmente a los que habéis mandado e-mails elogiosos y colaboraciones, a los que nos habéis recomendado en vuestras Webs y a todos los buscadores que nos encuentran.




CRIMINAL 2005
El ladrón hipnotizador
(adegüello, noviembre 2005)

Esther. Fascinante, es simplemente magistral: Un atracador de bancos que hipnotiza a los cajeros y se lleva tranquilamente la pasta. La policía ha enviado un cartel con su cara a todas las entidades bancarias de Chisinau (Moldavia), pero ha avisado a los empleados que no intenten detenerle por sus habilidades hipnotizadoras y porque puede tener cómplices. ¿Quién podrá detenerle si es capaz de hipnotizar en segundos? y, en cualquier caso, ¿qué carcelero podrá retenerle?
Vladimir Kozak, de 49 años, es el sospechoso. Al parecer, su último golpe fue en octubre en la sede principal del Universalbank de la capital moldava, donde se llevó más de un millón de pesetas. Dicen que se acerca a los cajeros, mantiene una breve charla con ellos y los hipnotiza mirándoles a los ojos. Entonces, le dan todo el dinero de la caja. Se cree que con este sistema ha robado en seis sucursales unos cuatro millones de pesetas, que debe ser un pastón el Moldavia porque es el país más pobre de Europa.





PREMIO MORIARTY 2005
La captura de Paul Shaeffer
(adegüello, mayo 2005)

Andrea. El 10 de Marzo fue capturado el perseguido gurú y pedófilo alemán Paul Schaeffer a las afueras de Buenos Aires por funcionarios de INTERPOL Argentina. Con ello se pone fin a ocho años de fuga de la justicia chilena por cargos que van desde pedofilia, adopción ilegal, evasión de impuestos y colaboración con la dictadura de Pinochet en la desaparición de unos 150 detenidos políticos. La historia de este ex enfermero del ejercito alemán tiene de todo: abusos sexuales, drogas y, a falta de rock and roll, canciones tirolesas.

Los comienzos
Paul con 20 años tocando algo tirolés
Paul Schaeffer nació y creció en la región alemana de Renania junto a sus tres hermanos y a su madre ya viuda. Según un amigo de la infancia, su desprecio hacia las mujeres comenzó con su madre, a quien insultaba constantemente. No era un buen estudiante y solía pelearse con sus compañeros de clase. A los 11 años perdió un ojo en una pelea de recreo. Unos años después ingresó en las Juventudes Hitlerianas y al comenzar la segunda guerra mundial fue reclutado para trabajar como enfermero en el frente. Allí debió aprender conocimientos básicos sobre drogas, que le fueron de gran utilidad en su vida posterior. Al terminar la guerra, empezó a trabajar en un albergue para niños con problemas, pero a veces sus actitudes con los menores no eran bien vistas. En 1957 dejó el hogar y creó su propia fundación religiosa bautista, llamada "Misión Social Privada", para, ya sin molestos superiores, ayudar a niños difíciles. A finales de los años 50 surgieron las primeras denuncias de abusos sexuales y Schaeffer, con pocas intenciones de acabar en la cárcel, decidió huir de Alemania, aunque no solo. El pastor logró convencer a las familias de varios niños para que emigraran con él a un país donde pudieran vivir felices y comer perdices. En 1961 llegó Schaeffer a Santiago de Chile y poco después se reunieron el resto de sus acólitos con él.

Colonia Dignidad
Ya instalados en una enorme finca del sur de Chile, creó una fundación benéfica llamada "Sociedad Educacional y Benefactora Dignidad". Schaeffer aprovechó la simpatía que la mentalidad alemana despierta entre la clase alta de Chile
Fundó Colonia Dignidad en una finca de Chile
para conseguir que su fundación fuese declarada exenta de pagar impuestos. Con casi 300 personas trabajando gratis de sol a sol y sin tener que pagar impuestos, Schaeffer y sus colaboradores más estrechos, entre los que se encontraba un ex piloto del ejercito nazi, montó una gran eficiente granja, una escuela, un hospital con la más alta tecnología, al que darían mucho uso, y un sofisticado sistema de seguridad para defenderse de los intrusos y, al mismo tiempo, impedir la fuga de los colonos.
Los hombres y las mujeres dormían en dormitorios separados y las relaciones sexuales estaban en teoría prohibidas. Los niños también estaban separados por sexos. Schaeffer se construyó una pequeña casa junto a la residencia de los niños varones, la "Kinder House", a la que iba todas las noches para elegir al afortunado niño que pasaría la noche con el "tío permanente". Schaeffer parecía haber conseguido montarse el paraíso en la tierra, pero esa idílica situación no duró mucho y a los pocos años comenzaron las fugas y los rumores.


Colonos a la fuga
El primero en intentar escapar fue Wolfang Müller, que había venido a Chile después de que Schaeffer convenciera a su madre soltera de que lo dejara ir. A los 17 años estaba harto de sufrir los abusos del "tío permanente" y decidió escaparse siguiendo el curso del río. Pero Schaeffer dio aviso a las autoridades y, con ayuda de vecinos de la zona, consiguieron capturarlo y devolverlo al redil. En la colonia, el joven fue obligado a ponerse un mono rojo para que todos los otros colonos pudieran pegarle e insultarle a modo de castigo.
Muller fue el primero que intentó huir
Müller intentó una segunda fuga y esta vez consiguió llamar a su madre en Alemania y pedirle que viniera a rescatarlo. Poco después, la madre viajó a Chile para intentar salvar a su hijo, pero el día antes de declarar ante las autoridades los amigos de Schaeffer se presentaron en el hotel donde se alojaba y convencieron a la mujer para que fuera a Colonia Dignidad. Allí fue drogada y recluida en un ala del hospital.
La tercera vez es la vencida para Müller que consiguió llegar a la capital, donde pidió refugio en un asilo de ancianos y ofreció una rueda de prensa para denunciar la situación que se vivía dentro del enclave alemán. Schaeffer, a su vez, lo acusó de estar perturbado y lo denunció por difamación ante los tribunales, pero el miedo a ser detenido causó su primera huida a Argentina. Con la ayuda de un pasaporte falso y una conveniente cirugía plástica, realizada en el hospital de la colonia, logró cruzar la frontera entre los dos países. La colonia intentó contrarrestar la mala publicidad haciendo una huelga de hambre y, después, dejando entrar a la televisión para mostrar una idílica imagen de la vida campestre alemana, con coro de agraciados jóvenes alemanes incluido. Finalmente, tras ser absuelto, Schaeffer volvió a Chile.
El segundo en intentar fugarse fue Heinz Kuhn, quien conoció a Schaeffer en Alemania. Cuando surgieron las primeras denuncias contra el pastor y éste decidió huir a Sudamérica, Kuhn se alegró de haberse librado de su influencia. Sin embargo, esta alegría no duró mucho pues meses después Schaeffer lo mandó a buscar. Al regresar a la colonia, le quitaron el pasaporte, su anillo de compromiso, y le restringieron la comida y el agua durante 28 días. En 1968 decidió escapar al enterarse de que su novia Ursula esta embarazada, pero la pareja fue capturada en una ciudad del norte de Chile. De vuelta en la colonia, les separaron y a Kuhn le drogó el propio Schaeffer. Al despertar unos días más tarde, se enteró de que habían hecho abortar a su novia y volvió a fugarse. Esta vez logró su propósito, tras amenazar a Schaeffer con denunciarlo a la embajada alemana, y consiguió que liberaran a Ursula. Curiosamente Kuhn siguió frecuentando la colonia hasta 1984, fecha en la que se dio cuenta de que Schaeffer miraba con "interés" a uno de sus hijos. Durante los últimos 30 años, Kuhn ha estado ayudado a otros colonos a escapar.


Amigos influyentes
Allí desapareció Weisfeiler
Desde su llegada a Chile, Schaeffer supo rodearse de personas influyentes que defendían a la colonia frente a las denuncias que aparecían periódicamente, cada vez que algún colono se escapaba. Se creó incluso una asociación de amigos de Colonia Dignidad. Sin embargo, no fue hasta la llegada al poder del General Pinochet, mediante un golpe de estado, cuando empezó una colaboración más estrecha con el gobierno de Chile. Declaraciones de ex agentes de la policía secreta chilena (DINA) informan que solían llevar a algunos detenidos a Colonia Dignidad. Amnistía Internacional fue una de las primeras organizaciones en denunciar esta colaboración, pero fue demandada por Schaeffer y tuvo que retractarse. Son unas 150 personas las que se supone fueron torturadas y drogadas en el hospital de Villa Baviera; los pocos que lograron salir con vida aseguran que Schaeffer se ocupaba personalmente de las torturas. Los colonos siempre negaron que esos rumores fueran ciertos pero un reciente registro policial a la colonia ha puesto al descubierto restos de coches pertenecientes a algunos de los desaparecidos.
A Schaeffer también se le atribuyó la desaparición en 1985 del matemático ruso- norteamericano Boris Weisfeiler, quien visitaba la zona en calidad de turista. Sus conocidos alertaron a la policía cuando Weisfeiler no regreso de una excursión por las cercanías de la colonia. Aunque la hipótesis es que se había perdido en el bosque, semanas de rastreos no consiguieron dar con su cadáver. Según testimonios incluidos en archivos de la CIA recientemente desclasificados, los colonos lo apresaron pensando que era un "espía", y el ex colono Kuhn afirmó haber oído en esa época una comunicación por radio entre dos altos jefes de la colonia y Schaeffer en la que expresaban su preocupación por el "intruso". Schaeffer supuestamente les respondió: "No se preocupen, el problema ha sido resuelto (...); él ya está comiendo patatas bajo tierra".

Captura en Tortuguitas
Tras ocho años de fuga, le detuvo Interpol- Argentina en marzo
Si la vida y milagros de Schaeffer dan para varias películas, su captura no podía ser menos y dio para un reportaje. Tras su desaparición en 1997 parecía que se lo había tragado la tierra e incluso se rumoreaba que estaba escondido en unos túneles subterráneos de Colonia Dignidad. Nada se sabía hasta principios del 2004, cuando informaron a uno de los abogados de los menores abusados de que Peter Schmidt, encargado de su seguridad, había solicitado un permiso de residencia en Argentina. Éste, a su vez, pasó el dato a un programa de reportajes de la televisión chilena llamado Contacto. Los periodistas del programa viajaron a Argentina y al poco tiempo descubrieron, gracias a un certificado de compraventa de un coche, a Peter Schmidt y otros conocidos de Colonia Dignidad instalados en una lujosa y super vigilada finca llamada "La Solita", situada en Chivilcoy, localidad a 300 Km. de Buenos Aires. Allí, el grupo de alemanes se había ganado ya la admiración de los habitantes por su negocio de fabricación y venta de quesos y pasteles.
Tras un año de visitas, un periodista del programa logró ganarse la confianza de los vecinos de La Solita, primero, y de Schmidt, después, pero aunque consiguió entrar en la finca, fueron los trabajadores de fincas vecinas quienes le informaron de que habían visto a una pareja mayor. Al sospechar que podían ser Schaeffer y su enfermera particular avisaron a Interpol Argentina, que se hizo cargo de la investigación. Unos meses más tarde, y tras interceptar las comunicaciones de La Solita, lograron seguir a Peter Schmidt desde la finca hasta un chalet de las afueras de Buenos Aires. Horas más tarde, la policía realizó un allanamiento y encontraron a Paul Schaeffer, a quien identificaron por su ojo postizo, acompañado de su hija adoptiva y otros dos guardaespaldas. Dos días después el jerarca alemán fue expulsado de Argentina por carecer de permiso de residencia.

Vuelta a Chile
Aunque tras su llegada a Chile ha sido interrogado por varios jueces, Schaeffer no ha contado nada útil e incluso se divierte diciendo a ratos que no entiende español, que no le funciona el audífono eléctrico o negándose a comer aduciendo que está acostumbrado a la comida vegetariana. Con los que si habla, y muy amablemente, es con el equipo médico que lo cuida. Si no tuviera ya 83 años se podría pensar que está usando sus poderes de manipulación para conseguir la compasión, y futura ayuda, de sus cuidadores.
Secta secreta al descubierto en Chile (Adegüello, enero 2005)



Schäffer o Schaeffer
Schäffer, Schaffer, Schaeffer, Schaefer,... en los medios de comunicación le llaman de todo (menos guapo).
En realidad se llamaba Schäffer, pero este apellido se convirtió en Schaeffer en julio de 1996, cuando los países de habla germana aprobaron la reforma ortográfica por la que las "ä" se sustituyen por "ae". Entre agosto de 1998 y julio de 2005 se pueden usar las dos formas, pero a partir de esta fecha sólo se utilizará "ae".





MORIARTY HONORÍFICO
Francisco Paesa, la resurrección


Lo reconocemos, tenemos debilidad por Paesa. Es nuestro favorito y le daríamos siempre el Moriarty, así que mejor le damos uno honorífico. Es un personaje fascinante, ahora parece ser que su cadáver vive en París y que allí le han hecho una entrevista a finales de noviembre los de la revista Interviú. En el diario El Mundo publicaron un resumen con foto incluida (La revista 'Interviú' publica una entrevista con el espía Francisco Paesa,El Mundo, 5 de diciembre 2005). Por lo visto, ha dicho que está harto de los periodistas y que vive en una situación de huida permanente porque le persiguen unos mafiosos rusos. Dijo que ya le devolvió todo el dinero a Roldán y, en cuanto a su resurrección, explicó que le pegaron unos tiros en Bangkok y que sus familiares le dieron por muerto. Tal vez tanto rezo gregoriano fue lo que le salvó la vida.


El 'cadáver' de Paesa vive en Luxemburgo (adegüello, enero 2005)

Paesa ha resucitado, ¡aleluya!
Juanma. Desde 1998 no se sabía nada de Francisco Paesa, el hombre que entregó a *Luis Roldán (y se quedó con su dinero). Y lo que se sabía era falso. En julio de ese año, su hermana publicó una esquela en el diario El País en la que se afirmaba que Paesa había fallecido en Tailandia y había sido incinerado. Nadie se lo creyó, pero ahí quedó la cosa. Ahora, una agencia de detectives contratada por un financiero anónimo lo ha localizado en Luxemburgo, donde vivía con pasaporte argentino, asociado con su sobrina y dedicado como siempre a prósperos negocios. Pero el diario El Mundo se apresuró a publicar la noticia y, como es natural, Paesa ha desaparecido de nuevo. La nueva peripecia es tan rocambolesca como el resto de la historia de este maestro del engaño y el escamoteo.
Agente secreto del Ministerio del Interior que vendió misiles trucados a ETA, director del Banco Nacional de Guinea (gracias a su amistad con el presidente Macías; por cierto, el dinero del banco desapareció), banquero en Suiza condenado por estafa, traficante de armas entre los países ex soviéticos y Oriente Medio, falsificador de documentos, diplomático, organizador de fugas y prestidigitador financiero. Bien lo sabe Luis Roldán, al que ayudó a fugarse cuando se descubrieron sus chanchullos, y a quien entregó después a cambio de 300 millones de pesetas de la época, no sin quedarse antes con el dinero rapiñado por el ex diretor de la Guardia Civil: unos 1.800 millones de pesetas (once millones de euros).

Muerte en Tailandia
Para eludir a la justicia, Paesa utilizaba un pasaporte diplomático de Santo Tomé y Príncipe. Pero las reclamaciones contra él se acumulaban. Fue entonces, en 1998, cuando decidió montarse una buena desaparición. Su hermana publicó en El País una esquela anunciando su fallecimiento en Tailandia por infarto de miocardio y la inmediata incineración del cadáver. Como toque de estilo, se encargaba todo un mes de misas gregorianas por su alma en el Monasterio Cisterciense de San Pedro de Cardeña. Nadie se tragó la bola, pero eso no impidió que el muy prestigioso abogado Manuel Cobo del Rosal, catedrático de derecho penal de la Universidad Complutense, presentara en la Audiencia Nacional un certificado de su defunción en Tailandia, solicitando que se archivaran todas las causas contra él.
Hay que decir que después de su defunción, Paesa fue avistado en dos ocasiones, una en París y otra en Las Rozas (Madrid), donde compró un chalé usando un nuevo pasaporte falso. En esta operación le ayudó una vez más su eficiente sobrina, Beatriz García Paesa. En 1998, ella se encargó de transferir los once millones de euros del botín de Roldán a un banco de Singapur, y después borrar el rastro del dinero. La sobrina, que estaba asociada con su tío en dos empresas con sede en Luxemburgo, ha sido el hilo por el que se sacó el ovillo del evasivo personaje. Ella fue el objeto de la investigación privada que acabó revelando -por poco tiempo- el paradero de Paesa. En efecto, una agencia de investigación catalana recibió el encargo de seguir la pista a una tal Beatriz García, que había estafado 20 millones de euros a un hombre de negocios europeo, de identidad no revelada. La agencia localizó a Beatriz en Luxemburgo y comprobó que era la sobrina de Paesa. También localizó al desaparecido tío, asociado con ella en operaciones financieras con países de Oriente Medio. Pero aquí viene lo raro. Parece ser que la agencia, una vez localizado el objetivo, debía pasar la información a un periódico, El Mundo, el cual se apresuró a publicar la noticia, con el consiguiente vuelo inmediato del pájaro.
No se descarta que el misterioso "hombre de negocios europeo" que encargó la investigación fuera el propio Roldán, que sigue en la cárcel y debe de estar algo resentido con su antiguo asesor. A estas alturas, la Interpol había dejado de buscar al ex espía, y muchas de las causas abiertas contra él han prescrito. Pero no por eso Paesa vivía tranquilo. Otros muchos elementos lo buscaban para pedirle explicaciones por su habilidad para hacer desaparecer el dinero ajeno en grandes cantidades. Por lo visto, Paesa había llegado a timar a una de las bandas mafiosas más peligrosas de Rusia, y vivía protegido por ex agentes de la Stasi (la policía política de la antigua Alemania Oriental). El tío, como se ve, sigue en plena forma.

(*) Luis Roldán: Político que no había estudiado nada pero que decía ser ingeniero industrial y economista. Fue director general de la Guardia Civil con el PSOE (Partido Socialista Obrero Español) entre 1986 y 1993. Durante este periodo, participó en numerosas orgías cutres y se hizo multimillonario. Desapareció en abril 1994, después de que una comisión de investigación descubriera sus chanchullos. La Policía española le detuvo en febrero de 1995 en el área de tránsito del aeropuerto de Bangkok (Tailandia). Desde febrero de 1995 cumple condena en la cárcel de Brieva (Ávila) por diversos delitos económicos.
Se cree que su amigo Paesa le ayudó a escapar y después le entregó. En febrero de 1998 la Audiencia Nacional acordó investigar la participación del ex espía en la ocultación del patrimonio de Roldán.





CHAPUZA 2005
Lucero poco brillante
(adegüello, septiembre 2005)

Juanma. Joe Lucero, de 30 años, es pionero de una nueva especialidad en el campo de la incompetencia delictiva: el maratón de chapuzas. Siguiendo la tradición acumulativa del espectáculo USA, Lucero encadenó una sorprendente serie de delitos fallidos y acabó en el hospital, víctima de su propia ineptitud.
Fracasó en sus intentos de atracar a dos mujeres, no consiguió penetrar en varios apartamentos donde quería robar, secuestró un coche y lo estrelló, dejó las huellas ensangrentadas de sus manos en los picaportes de varios pisos más y fue derrotado en su enfrentamiento con una madre airada a la que pretendía arrebatar su bebé para usarlo como escudo.
Hombre madrugador, Lucero comenzó su jornada a las 6 menos cuarto de la mañana del domingo 7 de agosto en Salt Lake City (EE.UU.). Armado con un cuchillo, salió a hacer sirlas por la calle y se dirigió al aparcamiento de unos almacenes. Allí intentó atracar a dos mujeres, pero éstas salieron huyendo sin darle su dinero, lo cual le hizo pensar que la sirla no era lo suyo. Sin duda, no daba bastante miedo.
Así pues, decidió cambiar de especialidad y hacerse topero. Para ello, se dirigió a un complejo de apartamentos e intentó forzar una puerta. Inútil total. Tal vez pudiera probar suerte en el robo de coches.
Dejó huellas ensangrentadas en las puertas
Como seguramente no sabe hacer un puente, Lucero volvió a recurrir al cuchillo. Vio un Jeep parado con dos personas a bordo y las intimidó con el bardeo para que se lo cedieran. Esta vez parecía que las cosas iban saliendo bien. Lástima que su destreza como conductor esté a la altura de su competencia criminal. Al poco rato, volcó y estrelló el vehículo, sufriendo cortes y contusiones diversas.
Lucero no es hombre que renuncie a su vocación por unos principios poco auspiciosos. Aunque estaba hecho un Cristo, decidió darse otra oportunidad en el robo domiciliario. Penetró en otro edificio de apartamentos y empezó a probar puertas. Lo único que consiguió fue dejar abundantes huellas de sus manos ensangrentadas en los picaportes. Aquello ya pasaba de castaño oscuro. Y se olía que la policía podía estar siguiéndole. Era el momento de pasar a las medidas desesperadas. Nada de limpiar las huellas. Había que coger rehenes.
De una patada, abrió la puerta del apartamento de la familia Hernández (¿cómo no se le había ocurrido antes un método tan delicado?) y entró en él gritando "¡Policía! ¡Tengo una pistola!". La familia Hernández no quedó muy convencida. Mientras Lucero montaba una barricada en la puerta (como suelen hacer todos los policías al entrar en una casa), la madre, Melva, cogió a su niña de 18 meses y la escondió en un armario. Lucero empezó a perder la calma. Rompió una mesita y desgarró las sábanas de la cama para demostrar lo peligroso que era. Apiadada, la señora Hernández le ofreció dinero, para ver si así se iba, pero Lucero ya estaba poseído. Le exigió que le entregara a la niña escamoteada, con la que pensaba montar su gran escena final.
Melva Hernández, que ya sospechaba que el asaltante no llevaba pistola y era un pringado de mucho cuidado, reaccionó como es de esperar en una madre en semejante situación. Por primera vez en la jornada, Lucero se vio en verdadero peligro. Y en aquel momento oyó sirenas de la policía. Entonces, Joe Lucero, viéndose acorralado entre la madre y la ley, hizo uso de todos sus recursos criminales. Se tiró por la ventana.
La policía lo recogió y lo trasladó a un hospital, donde tuvo que permanecer varios días antes de ser conducido a la cárcel del condado. Hubo que sedarle porque estaba bastante nervioso. Se comprende
.


 


 

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