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Ancianas
se forran con la muerte de indigentes
Las mujeres cobraron 2,3 millones de dólares USA por 19 pólizas suscritas a nombre de dos varones que fallecieron en sendos accidentes de tráfico. Los dos fueron atropellados por desconocidos que se dieron a la fuga. Eran dos indigentes, el húngaro Paul Vados, fallecido en 1999, y Kenneth E. McDavid, atropellado en junio de 2005. La policía empezó a sospechar con la primera muerte porque las ancianas afirmaron ser sus únicos parientes en Estados Unidos y los investigadores descubrieron que el hombre tenía dos hijos viviendo en el país. Las detenidas se hicieron amigas de los fallecidos y se ofrecieron a ayudarles. Fallecieron justo dos años después de que suscribieran las pólizas, el tiempo mínimo establecido para que se pudieran cobrar los seguros. Uno de los agentes encargados de investigar la muerte de McDavid oyó por casualidad el caso de Vados y saltaron todas las alarmas. Algunas compañías se negaron a pagar los seguros, alertadas por las sospechas policiales, y las mujeres las llevaron a los tribunales a principios de año. Las chicas eran muy aficionadas a los tribunales y entre las dos habían puesto unas cuarenta demandas en los últimos 20 años: por caerse unas cajas en un supermercado, por hacerse daño con una máquina en un gimnasio... Helen Golay es la que aparentemente tiene más afición,
Los investigadores creen su próxima víctima podía ser Josif Gabor, un húngaro ciego de 74 años, que fue visto por la secreta firmándole unos documentos a Rutterschmidt, dicen que, tal vez, eran su sentencia de muerte. Gabor la había conocido a través de unos amigos y Rutterschmidt se lo encontró por la calle y se ofreció a ayudarle con sus papeles bancarios. |
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revista
bimensual de crítica de crímenes
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número 16- julio 2006
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próximo número octubre 2006
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E.Cordeiro. 2003
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