Destapan la mayor estafa piramidal de la historia

Esther. Los administradores judiciales han calculado que el desfase patrimonial de las empresas ascendía a entre 4.400 y 5.100 millones de euros en diciembre de 2005. Forum Filatélico y Afinsa Bienes Tangibles, dos empresas españolas con cerca de 400.00 clientes, que decían invertir en sellos postales, son las protagonistas de la que puede ser la mayor estafa piramidal de la historia.
Miles de empleados, cientos de oficinas y más de un cuarto de siglo operando en el mercado. La Audiencia Nacional de España intervino las sociedades el 9 de mayo y encarceló provisionalmente a nueve directivos. Prometían a los inversores unos beneficios de entre el 6 y el 11 por ciento anual en la compra de paquetes de sellos, pero la fiscalía definió las actividades de ambas empresas como un negocio defraudatorio de captación de ahorro masivo en diferentes locales y poblaciones españolas, basado en conseguir aportaciones de clientes a los que entregaban lotes de sellos sobrevalorados y les prometían cantidades en concepto de intereses que realmente eran parte del dinero que invertían nuevos clientes.
Las empresas invertían en sellos postales
Los investigadores dicen que empezaron a falsear las cuentas en 1998. Entre los años 2000 y 2004 empresas auditoras detectaron irregularidades y avisaron que no podían establecer el valor real de los activos de las dos compañías ni acreditar la existencia de grandes compras de sellos. A finales de 2004, las empresas pusieron en marcha una campaña agresiva de captación de nuevos clientes, que les aportó cerca de 200.000 nuevos inversores entre enero de 2005 y abril de 2006. Los más perjudicados por la presunta estafa porque son los que menos cantidades han cobrado en concepto de supuestos intereses de su inversión.
A partir de la intervención de las empresas, miles de afectados se han manifestado en distintas ciudades de España reclamando soluciones de la Administración y algunos, sobre todo ex empleados, siguen confiando en la inocencia de los acusados y la viabilidad de las inversiones de las empresas. Días después de las detenciones, la policía intervino varias cuentas en la Banca Nacional Suiza de Forum y Afinsa por un valor total de 240 millones de euros, según el periódico El Mundo.
El diario el País reflejó la clave que suele indicar la existencia una posible estafa piramidal a gran escala: los coleccionistas y profesionales del sector dijeron que la existencia de Forum y Afinsa no había afectado al mercado filatélico español, que sólo se notó la presencia de Forum en la compra de una serie de poco valor en 1982. Entonces, ¿dónde estaban los miles de millones de euros invertidos supuestamente en sellos? Esta fue también una de las claves que permitió a otro periódico, el Boston Post, desenmascarar a principios del siglo XX al estafador piramidal más famoso de la historia de Estados Unidos, Charles Ponzi. También tenía que ver con Correos, pero, en su caso, decía que compraba cupones postales internacionales. Con el nivel de inversiones que Ponzi manejaba, el periódico calculó que tenía que haber unos 200 millones de cupones en circulación en Estados Unidos, mientras que las autoridades decían que había menos de 30.000.


Forum Filatélico
Tenía más de 200.000 clientes y un desfase patrimonial en diciembre de 2005 de entre 2.700 y 3.400 millones de euros, según el administrador judicial, Pascual Tomás Hernández.
El presidente, Francisco Briones, y los consejeros Miguel Ángel Hijón, Francisco López Gilarte y Agustín Fernández Rodríguez han sido acusados de estafa agravada, blanqueo de capitales, administración desleal e insolvencia punible, por el juez Fernando Grande- Marlaska del Juzgado Central de Instrucción Número 5 de la Audiencia Nacional.
A finales de junio confirmaron la prisión provisional del presidente de la sociedad y el consejero Miguel Ángel Hijón por riesgo de ocultación, alteración o destrucción de pruebas y riesgo de fuga por tener relaciones con empresas situadas fuera de España.
Los directivos, que al parecer invertían su dinero particular en otros sectores, como el inmobiliario, admitieron la insolvencia de Forum Filatélico.
El administrador judicial consideró que los compromisos de recompra y rentabilidad de la empresa con sus clientes ascendían a entre 3.500 y 4.200 millones de euros, mientras que estableció el patrimonio real de la empresa en 410 millones de euros de fondos propios y 400 millones en sellos. El administrador señaló, además, que la contabilidad de la empresa había sido alterada conscientemente y que los contratos intentaban confundir a los clientes.
Por su parte, la fiscalía indicó que los responsables habían destruido documentos importantes antes de la intervención y que tienen correos electrónicos en los que los directivos de la empresa se advertían sobre la investigación que estaba llevando a cabo la Audiencia Nacional, según El País.


Afinsa Bienes Tangibles
Tenía más de 190.000 clientes y un desfase patrimonial en diciembre de 2005 de unos 1.700 millones de euros, según el administrador judicial, Javier Grávalos.
El presidente de Honor, Albertino De Figueiredo Do Nascimento, el presidente del consejo de Administración, Juan Antonio Cano Cuevas, el proveedor de sellos, Francisco Guijarro Lázaro, y los directivos Carlos De Figueiredo Escrivá, Vicente Martín Peña y Emilio Ballester han sido acusados de estafa, falsedad documental, delitos contra la Hacienda Pública, administración desleal e insolvencia punible, por el juez Santiago Pedraz del Juzgado Central de Instrucción Número 1 de la Audiencia Nacional.
Los acusados quedaron en libertad sin fianza un mes después de la intervención, con la obligación de comparecer cada tres días en el juzgado y la prohibición de salir de España. La fiscalía dice que la situación de la empresa es de absoluta insolvencia y los acusados proclaman su inocencia, aeguran que podían hacer frente a las inversiones de los clientes y presentan un plan de viabilidad y continuidad de la sociedad.
Por su parte, el administrador judicial ha calculado que los activos de la sociedad ascendían a 570 millones de euros, mientras que cifraba los pasivos en 2.300 millones de euros, de los que 2.185 millones serían obligaciones contraidas de recompra de sellos.
Según la acusación, Francisco Guijarro Lázaro vendía sellos a Afinsa que no existían, eran falsos o estaban sobrevalorados, a través de las sociedades Francisco Guijarro Filatelia y Francisco Guijarro S.L. Según la policía, a finales de 2005 detectaron envíos de grandes cantidades de dinero de estas sociedades a paraísos fiscales. Los investigadores dicen que encontraron dos zulos en su casa con diez millones de euros en billetes de 500. Cuando llegaron a la vivienda, un olor a yeso fresco les condujo a los escondites que supuestamente acababan de habilitar. En el domicilio también encontraron varias obras de Picasso y Miró y un Lamborghini.


Fraudes piramidales
Al final siempre quiebran porque llega un momento en que son incapaces de captar a más personas para sostener la trama. Consiste básicamente en ir formando una pirámide de inversores en la que los últimos en llegar son los que van pagando los beneficios prometidos a los primeros y entre todos convierten generalmente en millonarios a los organizadores de la cadena. Los beneficios se multiplican según la pirámide va avanzando.




 
INGRESOS
GASTOS
BENEFICIOS
ENERO
2.000 €
(B y C)
2.000 €
FEBRERO
200 €
(B y C)
- 200 €
MARZO
4.000 €
(D, E, F y G)
200 €
(B y C)
3.800 €
ABRIL
600 €
(B, C, D, E, F y G)
- 600 €
MAYO
8.000 €
(H, I, J, K, L, M, N y O)
600 €
(B, C, D, E, F y G)
7.400 €
(...)      
TOTAL
14.000 €
1.600 €
12.400 €


Un esquema piramidal básico con inversores bastante cautos y con poca capacidad de convencer a nuevas víctimas. "A" quiere ganar mucho dinero y decide poner en marcha una estafa piramidal con pequeños ahorradores, que son los que generalmente tienen menos idea sobre dónde invertir su dinero. Primero necesita una excusa para explicar por qué ofrece intereses superiores a los bancos; por ejemplo, compra venta de obras de arte, que siempre se revalorizan y es un mercado seguro,... es lo que les explica a los clientes.
Entre conocidos y familiares, "A" encuentra a su dos primeros clientes: "B" y "C", a los que les ofrece unos beneficios de, por ejemplo, el 10 por ciento mensual. "B" y "C" invierten 1.000 euros cada uno en enero para probar y en febrero reciben cada uno los 100 euros prometidos y se lo cuentan a su conocidos y amigos. En marzo, invierten en obras de arte "D", "E, "F" y "G", que son conocidos de "B" y "C", que vuelven a recibir ese mes los beneficios prometidos. En abril cobran todos y a estas alturas ya son seis los que publicitan la inversión que han hecho y que convencen a otros ocho inversores: desde "H" hasta "O". En mayo, "A" ha ingresado 14.000 euros en su cuenta, de los que ha devuelto 1.600 y como no ha comprado nada, ha obtenido un beneficio de 12.400 euros.
En realidad los beneficios son muy superiores. El estafador se suele gastar dinero en alquilar una o varias oficinas, que dan mayor sensación de solvencia y contrata a comerciales o ofrece altas comisiones a los que ya son clientes por cada captación de un nuevo inversor. En la mayoría de las estafas piramidales las víctimas están relacionadas y se pueden establecer entre ellas a grupos de familiares, amigos o profesionales (porque a veces dicen que se trata de una inversión exclusiva para un determinado colectivo profesional). En muchas ocasiones los clientes reinvierten los supuestos intereses obtenidos y hay casos en los que han llegado a hipotecar su casa o pedir un crédito para poder invertir más dinero. A veces los estafadores ponen en marcha una pirámide en una entidad que llevaba años operando legalmente en el mercado.


Según la fiscalía de Nueva York hay tres tipos de personas que invierten en este tipo de cadenas: Los ambiciosos que son conscientes de que se trata de un fraude, pero pretenden ganar dinero y retirarse antes de que se derrumbe la pirámide; los incautos que creen que entran en un grupo inversores privilegiados, porque muchas veces los estafadores se centran en un colectivo específico (profesional, religioso, deportivo...) y los que están convencidos de la legalidad de la inversión.
Lo básico para no caer en estas estafas es no pagar por conseguir un trabajo y desconfiar de todos los que ofrecen un interés más elevado de lo habitual. El FBI aconseja investigar también la demanda del producto que se debe vender o en el que se va a invertir, consultarlo con personas totalmente ajenas a la empresa que sepan algo del tema y no caer en la tentación de invertir sólo porque los distribuidores son amigos, familiares o compañeros.


Tipos de pirámides
Las estafas piramidales más extendidas son la distribución de productos o la franquicia y la conocida en los países anglosajones como estafa Ponzi. La diferencia fundamental es que en la distribución de productos ofrecen un trabajo a las víctimas y en la Ponzi, una oportunidad de inversión fantástica.


La distribución de productos y la franquicia piramidal
Ofrecen la posibilidad de convertirse en distribuidor oficial de un producto estupendo, según el estafador (un pegamento que pega eternamente, un líquido que lo limpia todo,...) El trabajador tiene que pagar una cierta cantidad de dinero para convertirse en distribuidor, pero, a su vez, ganará dinero por cada nuevo distribuidor que consiga captar y con la venta del producto (que con sus maravillosas propiedades se vende solo, según los estafadores).
Hay empresas legales que utilizan practicas de marketing similares, que se suelen dedicar a vender productos a los consumidores sin pasar por las tiendas, a través de una red de distribuidores. A veces cobran una pequeña cantidad a los vendedores por la entrega de productos para la venta, pero en caso de que sea incapaz de colocarlos, en su contrato de trabajo se le garantiza la recompra de estos productos.
La diferencia fundamental es que los estafadores sólo ganan dinero con la captación de nuevos distribuidores y que la principal fuente de ingresos de las empresas legales deriva de la venta del producto.


La estafa Ponzi
El nombre viene de Charles Ponzi, que no fue el primero que puso en práctica este tipo de estafa, pero sí el más famoso.
Se llamaba Carlo hasta que llegó a Estados Unidos en 1903. Entonces tenía 21 años y era un inmigrante italiano, hijo de un cartero de Lugo (Italia), que se gastó casi todo el dinero que llevaba apostando durante la travesía atlántica. Era un tipo ingenioso, pero incapaz de materializar sus proyectos legales, un soñador al que no le iban muy bien las cosas por su afición a la picaresca: dar mal las vueltas a los clientes de un restaurante en el que trabajó de camarero, falsificar un cheque (que le llevó un tiempo a la cárcel)...
Se llamaba Carlo Ponzi
Aprendió el funcionamiento de la estafa piramidal mientras trabajaba de cajero en un banco de Montreal (Canadá). Cada vez tenían más clientes porque ofrecían más intereses que los demás, pero se estaban pagando con las aportaciones de los nuevos clientes porque las inversiones de la entidad eran una ruina. Finalmente, cuando se desmoronó la pirámide el dueño huyó a México con la pasta.
Ponzi se trasladó a Boston (Massachusetts, EE.UU.) y allí se enteró de la existencia de los cupones postales internacionales de respuesta. Son unos cupones que se pueden utilizar en todos los países que pertenecen a la Unión Postal Internacional. El destinatario los puede cambiar por sellos que le permiten responder a la carta que ha recibido. Los tipos de cambio cupones- sellos se habían establecido en 1906 en función de los cambios monetarios vigentes, pero las monedas europeas se devaluaron con la Primera Guerra Mundial y no se revisaron los cambios postales. En 1920, cuando Ponzi descubrió su existencia, se podía comprar un cupón de un centavo de dólar en Europa que se cambiaba en Estados Unidos por seis centavos de dólares en sellos, lo que le dio la excusa o justificación para poner en marcha su empresa de inversiones.
En teoría, el negocio consistía en comprar cupones postales en Europa y cambiarlos en Estados Unidos. Ponzi empezó a ofrecer a sus allegados la devolución en 90 días de la cantidad invertida más el 50 por ciento de interés y surgió la Securities Exchange Company. Empezó en enero de 1920 con 18 inversores que recibieron las cantidades prometidas y corrieron la voz. Miles de personas invirtieron millones de dólares en la compañía, en muchos casos, todos sus ahorros. Poco después, mejoró la oferta y empezó a ofrecer la misma rentabilidad en 45 días. En pocos meses, el italiano era millonario y tenía un montón de empleados que se dedicaban a captar a nuevos inversores a cambio de altas comisiones.
Todo empezó a derrumbarse cuando el Boston Post encargó un artículo a un analista financiero. Entre otras cuestiones, el diario se planteaba: ¿Por qué si era un negocio tan bueno seguía centrándose en la captación de nuevos inversores y no se dedicaba exclusivamente a invertir su dinero y multiplicarlo? ¿Dónde estaban los cupones postales? Con el nivel de inversiones que tenía por entonces tendría que haber cerca de 200 millones de cupones en circulación en Estados Unidos y en Correos calculaban que había algo menos de 30.000. ¿Cómo convertía nuevamente los cupones en dinero? Comprar cupones en Europa y utilizarlos en Estados Unidos podía ahorrar mucho dinero a los que mandan muchas cartas, pero no se cambiaban por dinero en metálico ni se comercializaban.
Estafó a 20.000 inversores
Tras la publicación del artículo una muchedumbre se reunió a la puerta de la empresa reclamando su dinero. Ponzi llegó a convencer a algunos para que no retiraran su inversión, pero poco a poco la pirámide se fue desmoronando hasta que detuvieron al italiano y cerraron la empresa. En sus oficinas no encontraron ni un solo cupón postal. En teoría, la idea era válida, pero Ponzi nunca se preocupó de solventar los pequeños detalles: ¿Cómo transportar millones de cupones a Estados Unidos? ¿Cómo volver a convertirlos en dinero?,... Así que no compró ninguno. La Securities Exchange Company era una trama piramidal que estafó 9 millones de dólares a 20.000 incautos, en los siete meses que estuvo operando la compañía. A pesar de los descubrimientos, muchos inversores se negaron a creer que Ponzi les había engañado.
Sus allegados dijeron que el italiano no se fugó con el dinero porque tenía pensado llevar a cabo un negocio que le permitiera ganar el dinero suficiente para afrontar lo prometido. Le condenaron a 14 años de cárcel y el Boston Post ganó un Pulitzer.


Excusas recientes
Desde Ponzi se han registrado cientos de estafas piramidales que por lo general afectan a menos de un millar de personas y en las que lo estafado suele ascender a menos de 100 millones de dólares. Nada comparable con las supuestas estafas de Forum y Afinsa. La mayor pirámide de Estados Unidos, por ejemplo, ha sido la del grupo religioso, "the Baptist Foundation of Arizona" (BFA), con 11.000 inversores que acabaron perdiendo cerca de 600 millones de dólares USA. Era una organización fundada en 1948, que en los años noventa empezó a captar a inversores de forma masiva con la promesa de unos intereses superiores a los bancos, gracias a sus inversiones en diversos productos financieros.
Aunque la organización no había invertido en nada, una prestigiosa empresa de auditorías fue incapaz de detectar el fraude y muchos afectados les acusan de hacer la vista gorda por no perder un cliente.
En 1999 las autoridades sospecharon, prohibieron la captación de nuevos inversores y a finales de año se declararon en bancarrota.

Lo que más suele variar entre unas pirámides y otras es la excusa, las justificaciones de por qué pueden ofrecer unos intereses tan elevados, que suelen ser muy variopintas: compra de tractores averiados que se reparan y se venden, de compañías petroleras, de líneas telefónicas de tarificación extra cara, compra- venta de comida al por mayor, de paradas de autobús, obras de arte, empresas en quiebra, oro y piedras preciosas, alquiler con opción a compra de todo tipo de productos... , son algunas de las que ya se han utilizado, pero la imaginación de los estafadores sigue funcionando.

Entre los últimos en caer, están Michael Summers que ingresó en una prisión británica en abril de 2006 por estafar a 18 personas que invirtieron más de dos millones de libras esterlinas en su empresa entre 1997 y 2004. Prometía un 60 por ciento de ganancias sobre la inversión original y algunos clientes llegaron a hipotecar sus casas para poder invertir más dinero. Los intereses se pagaban con las nuevas inversiones y con lo que sobraba Summers consiguió una colección de coches Jaguar.
Más rendimiento le sacó James P. Lewis Jr., al que condenaron en mayo de 2006 a 30 años de cárcel por estafar 311 millones de dólares USA a 1600 inversores de California. Ofrecía unos intereses anuales del 18-40 por ciento con sus supuestas inversiones en alquileres con opción a compra de equipamiento sanitario, compra- venta de negocios en quiebra y préstamos comerciales. Le descubrieron a finales de 2003 cuando llevaba casi veinte años estafando.



 


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