Pretende sacar metanfetamina de su orina

Juanma. Ésta es buenísima, se lo aseguramos. Una idea brillante y disparatada se combina con una ejecución chapucera de campeonato. Nuestro héroe ha sido condenado por provocar un incendio en un hotel, pero son las circunstancias anteriores al incendio las que han llamado la atención sobre el caso.
Daniel Zeiszler. un joven de 22 años que trabajaba en una empresa de reciclaje de San Francisco (California), era adicto a la metanfetamina. Según su abogado es "un joven brillante y articulado que estaba echando a perder su vida jugando con esa droga".
Quema hotel por reciclar metanfetamina
Demostrando su brillantez, y posiblemente influido por su trabajo en la planta de reciclaje, Daniel tuvo una idea luminosa: ¿por qué gastar dinero de más en comprar la droga si podía obtener una parte reciclando su propia orina de adicto, que tenía que contener vestigios del producto?
Ni corto ni perezoso, Daniel se puso a estudiar química hasta que se sintió capaz de ensayar el proceso. Lo que no se sabe es por qué decidió hacer el experimento en una habitación de hotel. Aquí termina la parte visionaria y empiezan las chapuzas, porque Daniel se vertió encima un disolvente y después encendió un cigarrillo, iniciando un incendio que le quemó la mano y el brazo derechos y obligó a evacuar el hotel. Llegaron los bomberos y los expertos en materiales peligrosos. Daniel acabó en la cárcel.
Los hechos ocurrieron en septiembre. En diciembre, Daniel ha sido condenado a cinco meses de cárcel y tres años de libertad vigilada, por el incendio, pero la comidilla durante el juicio era la naturaleza del experimento, ya que Daniel estaba acusado de "fabricar metanfetamina", basándose en sus propias declaraciones.
El propio fiscal del distrito no daba crédito a lo que oía. "¿Alguien sabía que se podía sacar metanfetamina de la orina?", preguntó. Le respondieron que sí, que el método funcionaba, pero que habrían sido necesarios bidones y más bidones de orina para obtener una cantidad minúscula de la droga. "No habría bastado con una meadita".
Según su abogado, Daniel lo hizo más bien "como un reto intelectual". Desde Adegüello le animamos a seguir por la vía científica, pero le recomendamos que se haga con un manual de normas de seguridad en laboratorios si quiere vivir lo suficiente para llegar a ser un buen científico loco.



 

 


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