Ladrón al descubierto por olvidarse los dientes
Vuelve al lugar del crimen...demasiado pronto
Imitador buscapleitos pillado por las cámaras
Aparca fábrica móvil de anfetas frente a la cárcel
Escalador asesino desenmascarado por sus nudos
Pillado por ligón... y por idiota
Un falsificador de tarjetas que trae cola
Traficantes escandalosos encarcelados



Ladrón al descubierto por olvidarse los dientes

Andrea. La dentadura que un supuesto ladrón se dejó en la cafetería de un hospital del sur de Suecia sirvió para identificarle. Para aquellos que no ven series como CSI, hay que saber que las dentaduras postizas llevan un número de serie o, como en este caso, el número de la seguridad social de la persona para la cual fue fabricada. El hombre confesó en febrero que había entrado a la cafetería para robar y que al no encontrar nada, salió rápidamente. Con las prisas se le cayó la dentadura, dejando una pista clave para su detención.




Vuelve al lugar del crimen...demasiado pronto

Juanma. Un ladrón de 22 años atracó una gasolinera de Vancouver (Washington, EEUU) en enero y después burló a la policía en una persecución a toda velocidad. Pero a continuación se perdió, dio unas cuantas vueltas y acabó llegando a la misma gasolinera que había atracado poco antes. Sin darse cuenta de dónde estaba, pidió indicaciones al empleado, y éste le dijo que esperara un momento, mientras llamaba por teléfono. La policía llegó a los pocos minutos y detuvo al despistado.





Imitador buscapleitos pillado por las cámaras

Esther. El pasado 29 de diciembre Beatriz Bermeo sintió que se atragantaba con el sandwich de pollo crujiente, que se estaba comiendo en el McDonald's de la avenida Bergenline de North Bergen (New Jersey, EEUU). Su marido consiguió quitarle tres agujas de la garganta y en hospital le quitaron otras tres, que tenía en el aparato digestivo. McDonald's dice que las agujas no son suyas, pero Beatriz les ha demandado y, si gana, se llevará una pasta.
José puso grapas en su hamburguesa
La historia debió despertar la imaginación de José Rodríguez, de 48 años, y decidió ir a comer sandwich de pollo al McDonald's de la avenida Bergenline en enero. Tras el primer bocado, José empezó a sangrar abundantemente por la boca y montó una escena con los demás clientes. Cuando llegó la policía les enseñó el interior del bocadillo plagado de grapas.
Mientras le atendían en el hospital, los agentes descubrieron que José había ido al servicio tras pedir el sandwich. Allí, le dio un mordisco, que tiró a la papelera. Después, puso las grapas en el interior, envolvió de nuevo el bocadillo y se cortó la boca con una cuchilla de afeitar (que también tiró a la papelera). Entonces, regresó al restaurante y fingió que daba un bocado y empezaba a sangrar.
Las cámaras de seguridad grabaron todo lo sucedido en el restaurante, y en el baño los agentes encontraron la cuchilla y el bocado. Los policías fueron a hacerle una visita al hospital y confesó. Está acusado de denuncia falsa y de falsificar pruebas. Se cortó la boca con tanta entrega, que tuvieron que darle puntos.





Aparca fábrica móvil de anfetas frente a la cárcel

Andrea.
Está claro que Kira Alan Marvel no lo pensó mucho cuando en febrero aparcó frente a la cárcel municipal de Iowa (EEUU) para dormir un poco. Y es que cuando uno se dedica a fabricar metanfetamina en el coche debe pensar un poco más. Dos agentes de policía que vieron el vehículo aparcado a las cuatro de la mañana, se acercaron y se encontraron a Kira durmiendo plácidamente. Tras registrar el automóvil, encontraron pastillas de pseudoefedrina aplastadas, baterías de litio, una lata de liquido inflamable y un cubo plástico lleno de barro; todos ingredientes utilizados para fabricar metanfetamina.





Escalador asesino desenmascarado por sus nudos

Esther.
Gordon Park, un profesor jubilado de 60 años, ha sido condenado en enero a cadena perpetua en Manchester (Gran Bretaña), 29 años después de matar a su mujer. No es que la justicia británica sea tan lenta, es que el cadáver no apareció hasta 1997. Unos submarinistas lo encontraron, por casualidad, en el fondo de un lago.
Carol Park desapareció en 1976. Su marido le dijo a todo el mundo que se había fugado con otro hombre. Carol solía tener amantes y en una ocasión se fue a vivir con uno, pero acabó regresando al domicilio conyugal para estar con sus hijos.
El condenado mató a su mujer golpeándole en la cabeza con un instrumento afilado. Después, puso su cuerpo en posición fetal y lo ató con una cuerda. Los meticulosos nudos que empleó apuntaron hacia Gordon, que era un escalador y marinero con una inusual afición por los nudos, según la BBC.





Pillado por ligón... y por idiota

Asaltaron a una repartidora de pizzas
Juanma. Dos jóvenes de 25 y 18 años asaltaron en enero a una repartidora de pizzas de 18 en Delaware (EEUU). Muy guapa debía de ser la pizzera, porque, abandonando toda precaución, el mayor de los ladrones la llamó al poco rato por su teléfono móvil para pedirle disculpas e invitarla a salir con él. Lejos de emocionarse por su conquista, la repartidora dio el número de teléfono a la policía, que no tardó en detener al fascinado chorizo y a su cómplice. También encontró en su casa las cajas de pizza, tiradas al cubo de la basura junto con el recibo original. El detenido asegura que es inocente. A nosotros se nos ocurre otra palabra.




Un falsificador de tarjetas que trae cola

Esther. Frío polar en enero en España. Hay un tío que no para de introducir tarjetas de crédito en el cajero automático. Como era de esperar, uno de los clientes que esperaban congelados en la cola se harta, se mosquea y avisa a la policía. Los agentes detuvieron a P.F., un rumano de 26 años, en Mutxamel (Alicante) con las 26 tarjetas que estaba utilizando y 1.825 euros. La policía encontró otras 142 tarjetas falsificadas en su coche y 37.800 euros.
Al parecer, las tarjetas tenían bandas magnéticas copiadas, que habían sido falsificadas en diversos países de Europa.




Traficantes escandalosos encarcelados


Guardaban cocaína en el piso
Esther. Se pusieron a discutir y armaron tal alboroto, que los vecinos avisaron a la policía. Los agentes encontraron en enero a Mohamed S., un marroquí de 34 años, y a Enrique G.G., un francés de 44 años, junto con diversas cantidades de heroína, cocaína, hachís, 6.400 euros y numerosos objetos robados, en su domicilio del centro de Madrid. La policía sospecha que los objetos proceden de tres hurtos y dos robos cometidos en la capital.
Los alborotadores tienen numerosos antecedentes por delitos contra la propiedad, homicidio doloso y fuga de prisión.



 

 


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